Sé valiente

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-Mal momento para un ataque de celos, Layan- Priscila dijo tono poco agradable- Suéltame- palmeó con fuerza el brazo sobre ella quitándoselo de encima.

La boca de Layan se abrió de la impresión.

-¿Se puede saber qué te pasa?- le soltó alto y los lobos a su alrededor no pudieron evitar mirarlos dado es espectáculo que se estaba formando, después de todo, pocas veces se le veía al alfa perder los estribos y más en público.

-Nada, que al menos hay otros que me prestan más atención que cierto lobo que se da aire de supremo, solo porque cree que tiene la seguridad que siempre voy a estar detrás de él- le dijo sobre el hombro ya alejándose. Estaba irritada con él o eso podía llamar a la incomodidad que estaba dentro de su pecho. Había roto un momento importante.

Ella siguió caminando dándole la espalda.

-Priscila- Layan se quedó en el lugar con rostro contorsionado para después caerle detrás- Priscila te estoy llamando-

-No me gusta que me griten. Mis padres nunca lo hicieron. No voy a permitírtelo a ti- ella le soltó- Al menos no otra vez. No soy una cachorra para estar soportando calladamente-

Estaban haciendo tal escena delante de todos, y por alguna razón parecía que el alfa era el que estaba siendo el regañado. Pero no le importaba. Había tenido una oportunidad de oro y el lobo la había arruinado.

Desde que se cruzó con Antoin supo una cosa, ese lobo no era para nada normal. La razón, no podía oír sus pensamientos y eso era lo que estaba buscando desde que había llegado. Y cuando por fin lo vio bajar la guardia para entrar en su mente en busca de Liam sigilosamente, el maldito de Layan había llegado como macho dominante marcando terreno, anulando todos sus poderes. Vaya momento.

Y además había ahuyentado a los dos hermanos. Realmente quiso golpearlo en ese momento. Sus esfuerzos se habían ido como el agua ¿Y si Liam decidía apoderarse de otro cuerpo? Tenía intenciones de destruirlo en ese mismo momento. Ahora tendría que buscar un plan B.

Oía los pasos del alfa detrás de ella.

-Y a mí no me gustan que me desobedezcan y menos cuando cierta loba tiene el olor de que su celo está cerca. Acaso eres consciente de tu situación y de lo que provocas-

-Eso tiene solución- ella se detuvo y se giró encarándolo, ya habían salido de la vista pública entrando en los límites del castillo- Entrégate, completa el lazo y prometo quedarme tranquila. Pero como sé que no lo vas a hacer cierra el pico y déjame tranquila. No tengo ganas de hablar contigo- pues sí, estaba irritada, podía estar segura de ello. Definitivamente parte de sus emociones estaban volviendo, lástima que no fueran las adecuadas.

-Ja, ahora eres tú la que no quieres hablar conmigo. No me quemes el cráneo Priscila. ¿Haces lo que te viene en ganas y ahora me dices que me calle?-

-Te comportas como un cachorro Layan. Y ya que tú no me quieres dar lo que quiero, estoy abierta a buscarlo en otro lugar. Vamos a ver si así reaccionas de una vez- lo provocó.

Era la única forma de justificar lo que estaba haciendo en ese momento con el otro lobo y que volvería a hacer. No podía decirle a Layan que estaba tras Liam. El alfa era un lobo de mente fuerte, pero si se enfocaba en Liam de seguro bajaría sus barreras mentales al estar todo el tiempo pensando en el lobo y Liam podría controlarlo. Si eso ocurría, no ella ni nadie podrían hacer nada. Layan nunca había mostrado sus verdadera fuerza hasta ahora pero no por gusto era el que lideraba el Consejo.

Él la agarro brusco de la mano.

-No te atrevas-

Ella lo miro desafiante.

Reina del Alfa #2 Serie: Almas De Lobo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora