Rompecabeza mental

10.9K 1.4K 73
                                    

Priscila no podía salir de la impresión. De todas las personas en las que pensó que podría estar Liam resultó estar en donde realmente ella menos se imaginaba, y una de las razones era porque ella le había dado su manilla a Kei. Todos aquellos que la tuvieran no serían poseídos, por eso era más convencible que estuviera tanto en Antoin como Alim, u otro lobo de la manada. Estaban protegidos del control de Liam, pero ahora que recordaba no había visto a Kei desde que se las había dado para que entrenaran, así que no había podido verificar que la tuviera puesta.

-¿Por qué él?- Priscila preguntó manteniendo la calma, aunque por dentro su mundo fuer aun desorden total. Comportarse como una loca eufórica y molesta, sólo le quitaría las pocas fuerzas que le quedaban y eso lo aprovecharía Liam para ir en contra de ella. Además no le daría el gusto de verla perder el control de esa forma.

Una sonrisa que le erizó cada vello de su desnudo cuerpo, apareció en el rostro de Kei. Era tan extraño que no había dudas que ese no era el verdadero Kei.

-Para ser el beta de Layan y segundo al mando de la manada es un lobo con una mente muy simple. Fue muy fácil hacerme de él cuando eliminaron mi cuerpo. Su mente apenas mostró resistencia cuando Nebraska bajó la barrera y logré meterme dentro- se rió sonoramente- Realmente no pensé que te interpondrías en mi camino cariño, me has dado bastantes problemas, te prometo que me des cobraré cada uno de ellos-

Liam se metió de nuevo a las sombras y cuando volvió lo hizo con dos bultos que lanzó a unos metros de la loba. Ella tragó una exclamación cuando se dio cuenta de quienes eran. El cuerpo de Alim y el de Leila se precipitaron inmóviles sobre el suelo. Los ojos de ambos estaban ligeramente abiertos mostrando unas cuencas vacías. Priscila solo supo que no estaban muertos dado que sus pechos subían y bajaban. Aunque era lento al menos si era constante. Respiró con alivio pero se preocupó que el daño fuera interno.

-Fueron buenas marionetas, pero ya no las necesitaré más- Liam, dentro del cuerpo de Kei se sentó cómodamente sombre una piedra mirando fijamente a Priscila. La sádica sonrisa que adornaba su rostro parecía irreal en aquel rostro que normalmente no presentaba emociones.

-¿Qué les hiciste?- Priscila no sabía que le ocurriría a ella pero por el momento debía sacarla la mayor información posible. De cómo era que había creado los obstáculos, y cuál era su objetivo final.

Si podía evitar que se encontrara directamente con Layan haría lo que fuera, incluso arriesgando su vida.

-Yo no les hice nada. Sus mentes fueron muy frágiles. La de ella, una loba que sale de la locura apenas si tiene defensas mentales y al ser la hermana de Layan me permitía moverme por el castillo y estar cerca de ustedes sin levantar sospechas. El cachorro no tenía ninguna relación con ustedes pero me permitía esconderme cuando no quería ser encontrado. Sabes que puedo mover mi conciencia a quien quiera pero mucho más estable cuando esta mente no es fuerte. Y Antoin, ese lobo estúpido, fue fácil amenazarlo para que actuara de acuerdo a mis preferencias, el pobre, estaba tan preocupado por su hermano que permitió que tomara el control de su cuerpo por tal de no hacerle daño a su hermano. Iluso. Al final yo mismo corté su cuello con sus propias garras. Debes estar bien muerto ahora, como lo estará su hermano dentro de poco- se carcajeó- he sellado la mente de ambos. Sus órganos deben dejar de funcionar dentro de poco y ambos morirán.

Priscila se erizó y se removió sintiendo el peso de las cadenas que apenas la dejaban moverse mucho. No podía dejarlos morir. Uno era un cachorro y el otro lobo, la hermana de Liam. Por mucho que no se llevaran no significaba que la dejaría morir.

-No podrás hacer nada cariño- oyó decir a Liam- Las cadenas que están alrededor de tus manos y piernas son las mismas que tuvieron cautiva a tu madre por más de 50 años. Están oxidadas por lo que pueden romperte un poco la piel pero no han perdido efectividad. Reprimen hasta el poder más fuerte de todos. Se dice que fueron las que mantuvieron bajo control al primero lobo creador de todos los lobos y sobre todo los alfas. ¿Qué crees? Interesante verdad.

Priscila esta vez no pudo evitar mostrar sus colmillos y sus ojos plateados se iluminaron. Aun podía olor en aquellas cadenas la sangre seca de su madre y aunque había estado en su vientre y solo era un feto pudo ver en los recuerdos de su madre todo el sufrimiento que esta había pasado por culpa de este lobo.

Pero por más que quería desgarrarle el cuello no debía apresurarse, debía saber más. Aun nos sabía sus intenciones. Mientras tanto y a pesar de comenzó  a doler y sus miembros a temblar forzó su mente sigilosamente para intentar despertar a los dos lobos delante de ella.

Tan suave y lento como le había enseñado su madre que solo podía hacerlo dado su arduo entrenamiento. Y agradeció que las cadenas no intervinieran en esta labor, dado que el control mental no era un poder heredado de los alfas, sino de su madre omega, un poder que solo ellos poseían y que ella sabía controlar muy bien.

Pero debía ser cautelosa. Liam no podía darse cuenta de lo que estaba haciendo, por lo que comenzó a hablar para entretenerlo. Tenía que tener cuidado, Liam abría perdido su cuerpo pero era sumamente fuerte y también era un omega. Si daba un paso en falso no solo sería su vida la que estaría en peligro.

Entonces era tiempo de ganar tiempo.

-¿Cómo es que me hablabas en mi mente cuando estaban en el estanque y luego después cuando entré a la manada de Layan?- a esa altura ya se imaginaba la respuesta pero quería confirmarlo.

-Fácil, cada vez que quería hacerlo me acercaba a la cueva pero nunca entraba. Litus había puesto una barrera para que estuvieras a salvo, pero esa barrera solo funcionaba con lo físico, no con mi mente. Fue fácil intervenir en tu estado y hablarte. Me divertí mucho contigo. Yo fui el que estimuló que despertara antes de tiempo. Así de fuerte soy- se burló- Después solo tenía que estar en el momento adecuado y a cierta distancia para hablarte-

Reina del Alfa #2 Serie: Almas De Lobo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora