Extra 👬

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JIMIN

Hoy es una tarde diferente. Jungkook salió antes del trabajo para poder estar en casa temprano y que podamos recibirla juntos a ella. 

Taehyung y Sana vinieron unos días a Nueva York por cuestiones de trabajo y obviamente trajeron a nuestra linda sobrina con ellos. 

Y hoy nos toca hacer de niñeros. Algo en lo que Kook y yo ya somos expertos se podría decir. Amamos cuidarla y pasar tiempo con esta preciosa niña de ya cinco años. Está tan enorme, y más inteligente y habladora que nunca. Es increíble cómo crecen los niños.

Mi padre en Busan dice que se parece a mí cuando era pequeño. Y quizás tenga razón. Quizás algo le contagié, porque está empezando a tomar clases de danza también. ¿Quién sabe? Tal vez tengamos otro bailarín en la familia. 

Con eso la entretengo buena parte de la tarde, enseñándole a bailar. Me encanta compartir esto con ella. Somos muy unidos a pesar de vivir en países diferentes. 

Y con Jungkook también tiene una excelente relación. Mientras yo la fascino con la danza, mi esposo lo hace con esos datos de nerd que tira todo el tiempo sobre cualquier tema y que ella escucha atentamente. También leen libros juntos, y lo más loco es que Keiko se acuerda de todo. Si no sale bailarina, seguro sale ñoña. ¿O porqué no las dos, eh?

Ahora luego de unas buenas horas de baile y lectura, la tengo sentada con Jungkook en la cocina comiendo golosinas mientras yo le preparo una chocolatada. Sé que Tae odia que le demos muchos dulces pero vamos, se ha portado excelente, se los merece. No puedo evitar consentirla.

— Tío, ¿cómo se conocieron tú y el tío Mochi? — le pregunta curiosa Keiko a Jungkook. Yo los escucho atentamente. 

— Nos conocimos en el trabajo — le cuenta Kook.

— ¡¿Y ahí se hicieron novios?! — exclama ella.

— Bueno… Eso llevó tiempo. Porque el tío Mochi era insoportable cuando trabajábamos juntos en la empresa.

— Oye, tú eras el insoportable — me quejo acercándome a la mesa para llevarle la chocolatada ya lista a Keiko. 

— Nos llevábamos muy mal — sigue contando Jungkook. — Pero un día fuimos de vacaciones juntos con tu papá, los tres solos, y fui allí donde todo cambió. Tu papá conoció a tu mamá y se enamoraron, y Jimin y yo también. 

— ¡Yo quiero una historia de amor así también! — dice Keiko. 

— Hey, apenas tienes cinco años. Estás chiquita para pensar en esas cosas — la regaño. 

— Es que hay un chico en la escuela que me gusta pero él no me quiere — nos cuenta apenada nuestra bella sobrina. — ¡Siempre le presto mis útiles pero nunca me los devuelve!

— ¡¿Cómo que te gusta un chico?! — exclamo sorprendido con la información. Me sale el lado celoso y protector enseguida. No lo puedo evitar. Amo a esta nena como si fuese mi propia hija. — ¿Tu papá sabe de eso? 

Keiko niega con la cabeza repetidamente mientras bebe su chocolatada. 

— Solo mami. Dijo que no le dijera a papá porque se pone mal — aclara. 

Jungkook se echa a reír. 

— Y será mejor que no se entere nunca — comenta el pelinegro. Tiene razón. Si mi hermano se entera que su bebita ya anda queriendo tener novio, le va a dar algo, como me está por dar a mí. 

— Ese baboso, quién se cree que es para no devolverte tus cosas. ¡Cuando vaya a Busan le daré su merecido! — me quejo. Kook se ríe de mí ahora. — ¿Qué? ¿Y tú de qué te ríes? 

Vacaciones Compartidas - KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora