34) Punto de quiebre

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JUNGKOOK

No puedo creer que Jimin cambió de opinión y no me dejó hablar con su padre. Pero ¿A quién engaño? Me siento aliviado. Siento que por fin respiro después de todo un día de tortura.

Y me siento afortunado también por todavía tenerlo a mi lado a pesar del desastre de mi vida. 

No sé qué estoy haciendo, qué va a pasar más adelante pero ahora solo quiero abrazarlo. Aprovechar este momento donde Jimin aún sigue siendo mío porque no sé cuánto más me va a durar. 

— Jimin, yo te prometo que- 

— No — me interrumpe y dejamos de abrazarnos antes de que alguien nos vea. — Por favor, mejor sin promesas. Es mejor así, hyung.

— Pero no quiero que sientas que te voy a volver a fallar. ¿Cómo hago para que confíes en mí? 

Me mira apenado, creo que no tiene esa respuesta y eso me parte el corazón. 

— Estaremos bien — es todo lo que dice. Sin embargo, aunque me perdonó una vez más, y sigue a mi lado, algo no se siente bien. Ya no es como antes. Algo se siente quebrado entre nosotros a pesar de que seguimos juntos...

— Jimin, yo…

— Ah, así que aquí estás — la voz del señor Park detrás de mí me asusta. Volteo pero él no me mira a mí, está enfocado en su hijo. — Me imagino que tienes una buena explicación para tu falta del sábado — le dice.

— Sí, me sentía mal. ¿No te dijo, Kook? — responde Jimin tratando de sonar casual. 

— Por favor, lo engañarás a él pero no a mí. ¿A dónde estabas?

— En mi casa, enfermo — insiste Jimin. — ¿Ni siquiera vas a preguntar cómo me siento hoy, padre? ¿Tan poco te importo?

— Te veo perfectamente. Mira, no creas que vas a hacer lo que se te venga en gana en este trabajo, porque mi paciencia tiene un límite — lo amenaza su padre. Yo no sé cómo Jimin lo enfrenta. Si a mí me hablara así ya estaría rogando perdón. Ahora estoy totalmente incómodo en el medio de su conversación. 

— Disculpen, los dejo charlar tranquilos… — les digo e intento huir de allí pero el señor Park detiene mi paso. 

— Tú te quedas — me dice serio. Qué miedo. 

— Papá, ¿Si recuerdas que volví a este lugar por mi propia voluntad y me puedo ir de la misma manera, no? — habla Jimin. — Me iré si empiezas con tus amenazas.

— Eso no te da derecho a desvalorar el trabajo y esfuerzo de los demás. No puedes hacer lo que quieras solo por ser mi hijo. 

— Ay, como si me hubieras extrañado mucho el sábado en tu fiestita — se burla el rubio.

— No me hables con ese tono. 

— Bien, ¿quieres saber dónde estuve? ¡Estaba bailando! Tuve una presentación con mi escuela. ¡Y era más que obvio que no iba a faltar a hacer algo que amo! — exclama. Yo ahora de verdad me quiero ir. No esperaba que confesara aquello. Pero bueno, ahora que no voy a confesar nada yo, supongo que no importa si Jimin se quiere seguir peleando con su padre. 

— Bah, ya me imaginaba que andabas en algo raro. Ni siquiera me voy a sorprender. Jungkook...— se dirige a mí luego. — Ahora que tienes un puesto más alto aquí, también tienes más responsabilidades, entre ellas, lamentablemente tener que corroborar que la gente irresponsable como mi hijo haga su trabajo.

— ¿De qué hablas? — se queja Jimin. — Si ya me pone a trabajar como burro a diario. 

— Lo que digo es que a partir de ahora Jungkook tiene total poder sobre ti. Quizás te valga un comino lo que yo te diga, pero seguro te importará complacerlo a él. 

Vacaciones Compartidas - KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora