Capitulo 30

123 15 5
                                    

[Mark]


—Lo entiendes ¿No? —volví a abrir los ojos con lentitud y le miré sumido en un intenso silencio, aferrándome el brazo izquierdo con la mano derecha. Me sentía de repente tan indefenso, tan pequeño, tan... estúpido. Y Johnny sonreía levemente, sin excesiva malicia, incluso parecía un tanto molesto, cansado, disgustado. Parecía no hacerle gracia el asunto, no le parecía divertido... o eso creía yo, esperanzado de manera ingenua. —¿Cómo explicarlo? —extendió los brazos haciendo un gesto de obviedad, sonriente. —Creo que desde un principio ya te hiciste la idea de que no era una persona fácil de manejar, no tuviste cuidado y acabaste sumiso, totalmente a mi merced, de mi propiedad, dispuesto a dejarte hacer de todo como a una puta bien cobrada. —ladeó la cabeza, acariciándose el cuello con una mano expresando total indiferencia. —Y resulta que eso me encanta. —me miró con tanta lascivia que sentí las piernas aflojárseme, pero me mantuve en pie.

Algo no cuadraba, algo más estaba sucediendo, pero sus ojos y mis sentimientos no me dejan ver más allá de sus ganas de hacer daño, de jugar conmigo.

—¿Sabes qué? Ha sido fantástico, mucho más excitante, brutal, sucio y mojado que tirarse a cualquier puta, por muy buena que sea. —Johnny ensanchó la sonrisa, divertido por mi estado tan patético. Pero sólo ha sido un juego. —Parpadeé varias veces, sin capacidad para comprender todo. —He jugado contigo desde el principio. Todo lo que te he dicho hasta ahora han sido mentiras. No me gustas, no te quiero y mucho menos te amaría. Sólo te he follado y me he divertido jugando al sin sentido de tu vida diaria. Si tú te has enamorado de mí, es tu problema. ¿Lo entiendes mejor así? —Johnny soltó una sonrisita burlona. –¿Qué te hizo pensar que podías ser más que un juego para mí? ¿Qué eres un chico? Sí. Mi primer y único chico. No puedes culparme por ello, Mark. Cualquier tío por muy hetero que fuera se moriría por ti. Eres... un regalo divino para disfrutar. Eres una auténtica preciosidad. Esa carita inocente, ese cuerpo frágil y a pesar de todo, tu carácter. Son cualidades difíciles de ignorar. Tenemos de ejemplo perfecto a Yukhei, por el que las mujeres suplican y él va detrás de tu culo. —tragué saliva. Sentía como la extraña asfixia que me inundaba el pecho se expandía hasta mis pulmones y me obligaba a respirar con ansiedad. —O quizás que eres mi hermano... —Johnny empezó a caminar por el baño, sin apartar los ojos lujuriosos de mi cuerpo, dando vueltas a mí alrededor con los brazos cruzados. —Eso fue un reto interesante, pero no ha sido difícil de superar, enseguida te olvidaste de ese pequeño detalle, ¿Verdad? Te he tenido comiendo de la palma de mi mano desde el principio. Te mueres por mi, reconócelo. —apreté los puños y cerré con fuerza los ojos húmedos, notando su mirada fija en mi trasero mientras se paseaba detrás de mí. —No pienso gastar más saliva en ti... —volvió a sonreír, esta vez, débilmente, incluso parecía costarle trabajo hacerlo —A no ser que sea en un último polvo. Es una pena que esto termine así, Mark. Ha sido increíble. Hemos durado más de medio año y no me he cansado ni una vez de ti... de hecho, aún no estoy cansado. —mi cuerpo automáticamente retrocedió cuando me dio un corto y leve beso en los labios, rompiendo el contacto de golpe, chocando la espalda contra la pared. La respiración se me hizo tan ansiosa que pude sentir como se me llenaban los pulmones hasta el extremo, a punto de explotar. Los ojos de Johnny se entrecerraron levemente, malignos. —No llores. Verte sufrir me pone demasiado y no quiero añadir a la lista una violación. —sonrió. Y yo cerré los ojos con fuerza, sintiendo las lágrimas abrasar mi orgullo mutilado. —Que te vaya bien, Muñequito de porcelana.

Y la puerta del baño se cerró a mi lado con un portazo. Mi cuerpo descendió arrastrándose por la pared hasta llegar al suelo. Los ojos me quemaban, el cuerpo entero me temblaba, los labios me escocían, justo donde me había besado antes. Pero nada de ello podía compararse a lo que sentía dentro. Todo y nada. Vacío. Desolación, un gran desierto de emociones inexistentes.











Cherries in the skyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora