Capitulo 21

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[Mark]


Me arrancó literalmente la ropa, rompiendo los botones de mi camisa con su fuerza y haciéndola descender por mis brazos hasta las muñecas. La ató fuertemente en ellas, sin acabar de quitármela, dejándome con las manos y los brazos inmovilizados a la espalda. Empecé a sofocarme y a respirar entrecortadamente, mirándolo a la cara a la vez que hacía fuerza para intentar soltarme, sin éxito. Johnny se rió con malicia ante mi expresión agitada, agarrándome de la barbilla con su rostro muy cerca del mío, haciéndome sentir su aliento.

—Esa carita... esa carita de bebe... —entreabrí los labios, enseñándole mi lengua pidiéndole algo que saborear. Me ofreció la suya, metiéndomela en la boca con salvajismo, con sus labios aplastando los míos. La forma en la que fingía la penetración con la lengua dentro de mi boca me hizo recordar como me había metido su grueso miembro en ella, como lo había recorrido con la lengua de arriba abajo, dejando impregnado en él mi saliva, como había jugueteado. Noté un hilo de saliva escurrirse por mis labios hasta la barbilla cuando Johnny se separó de mí, mordisqueándomelos y chupándolos.

—¡Ah!... Hmm... —alcé la cabeza hacía el techo, clavando la mirada en él. El estómago se me llenaba de hormigas con un cosquilleo que no sabía si llamarlo molesto o placentero, tremendamente estremecedor, cortándome la respiración con los hombros encogidos y temblorosos sintiendo como me mordisqueaba los pezones y los lamía, los succionaba como si fueran de caramelo y me los pellizcaba, sintiéndolos duros entre sus dedos. Cerré los ojos con fuerza y me mordí el labio. —John... te he echado de menos... —abrí la boca de par en par, sintiendo su mano quemar debajo de mis pantalones, de mis boxers, toqueteándome. Me puse duro al instante contra su mano.

—Ya lo veo... —se burló. Me lamió la oreja, clavando los dientes en ella con suavidad. Me derretía entero. —¿Cuántas veces te has masturbado pensando en mí? —me besaba el cuello, revolviéndome el pelo con una mano, sintiendo como me acariciaba la cabeza con los dedos y como su otra mano empezaba a moverse suavemente sobre mi miembro, muy suave.

—Algunas...

—¿Cuántas son algunas? —su saliva se escurrió por mi hombro, erizándome la piel.

—Tres... —murmuré, muerto de placer, abriendo más las piernas para que siguiera. —Cuatro... contando la de hace hora y media... en el baño...

—¿Cuatro? La última hace una hora, con tu familia aquí y tú en el baño... tocándote, diciendo mi nombre... —apartó la boca de mi cuello, mirándome a la cara por fin poniéndome a cien, deseando seguir. Su mano se despegó de mi erección, desabrochándome los pantalones en el proceso, medio bajándomelos lo suficiente para que se pudiera ver claramente mis boxers abultados. Me acarició el abdomen con los dedos sobre la ingle y se separó, sonriente. —Yo doce. Te gane. —sonreí como un idiota, ruborizado, sintiendo vergüenza, observándole como un bobo mientras se sacaba el móvil del bolsillo del pantalón y me mostraba la pantalla con clara diversión.

—¿Qu-que ha...? Ah... ¡John! —grité, observando la pantalla del móvil. No tenía de fondo de pantalla la foto de ninguna chica buena, no, tenía que tenerme a mí distraído con cara de idiota —¡Bórrala!

—Por supuesto... —murmuró, dándole la vuelta al móvil, apuntándome con la cámara. —Después de hacerte una foto decente.

—¿¡Qué!? ¡No, ni hablar! ¡No me apuntes con eso! ¡Quítame esa puta cámara de la cara! —empecé a mover la cabeza frenéticamente, intentando esquivar el ojo de la cámara y desatarme las manos. ¡¿A quien se le ocurría!? Si alguien veía esa foto en su jodido móvil, ¡Pensarían que estamos enfermos o que yo era una especie de prostituto!

—Esa cara de bebe enojado no tiene precio —le arrancaría el celular a mordidas. —Vamos, quiero inmortalizar el momento. Así, la próxima vez que me vaya y vea la foto, me acordaré del momento exacto en el que te lo hice y podré disfrutar pensando en ti.

—¡Vete a la mierda, John!

—Sonríe a la cámara y luego te haré el amor —abrí los ojos con sorpresa y le miré justo en el momento en el que disparó la cámara, capturando mi imagen. Miró la foto en su móvil y sonrió— Eres precioso Mark Lee.

—Has dicho hacer el amor —Johnny se me quedó mirando para enseguida encogerse de hombros.

—También se dice así ¿no?

—Sí, pero... —me revolví, intentando soltarme las manos a la vez que movía las piernas, intentando que no se me cayeran los pantalones más de lo que ya estaban caídos con tanta torpeza, que tropecé y me caí hacía el suelo. Johnny me agarró de nuevo, justo antes de que me rompiera la nariz contra el duro piso.

—Te vas a matar, lo sé. Un día que no esté yo. —se burlaba de mis esfuerzos entre risas, agarrándome las muñecas para que dejara de revolverme, nervioso. —Déjalo, así será mucho más divertido.

—No. No puedes atarme, no podemos hacerlo aquí.

—¿Tú te masturbas en el baño y me dices que aquí no? Claro, podemos ir al baño y fingir que nos damos una ducha mientras lo hacemos o podemos...

—Tenemos que bajar a cenar —le corté enseguida. Johnny se quedó callado.

—¿Ahora? Y... ¿Hay Champán? ¿Cómo voy a pedirte que te cases conmigo sin champán? —me mordí el labio, avergonzado y sintiéndome estúpido.

—Hay whiskey, creo.

—Me gusta el whiskey, me pone contento, aunque esta noche no lo necesito para estar contento —me sonrió y yo me quedé mirándole absorto. Sin saber que decir, sin saber que hacer. —¿Piensas quedarte toda la noche ahí, mirándome? Quiero cenar contigo —cogí aire un par de veces, anormalmente nervioso, exaltado, alterado, con el corazón acelerado, retumbando en mi pecho. Anduve hacía él a paso lento hasta tenerlo en frente, mirándolo —¿No quieres cenar conmigo?

—¿Qué?

—A veces parece por como te mueves y por como te quedas quieto como un palo sin atreverte a acercarte.

—Cla-claro que quiero... quiero... quiero... —los ojos de Johnny resplandecían con pura malicia, echando el cuerpo hacía atrás, apoyándose en los brazos.

—Estar conmigo. ¿Eso quieres? —movió la cabeza, señalando la puerta —Yo también.

Mi corazón dio un vuelco. Tuve que sacudir la cabeza frenéticamente para no lanzarme literalmente contra él.

—Pensaba que no querías cenar con la familia y lo odiabas.

—No te confundas. Lo odio, pero no me importa. Está bien supongo que porque la compañía es la adecuada.

—¿Estás intentando ligar conmigo? —bromeé. Johnny me miró con una ceja alzada.

—Ya te tengo, ¿Por qué iba a hacerlo? —se rió y yo hice una mueca. Tenía razón, me tenía completamente a sus pies.

Cherries in the skyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora