Capitulo 4

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[Mark]

Estaba mareado incluso dormido. En plena inconsciencia el dolor de cabeza me azotaba y el frío me hacía tiritar. Me dolía todo el cuerpo, especialmente la garganta, irritada, como la sentía cuando lloraba. ¿Había estado llorando? No lo recordaba.

—Tiene mucha fiebre, quizás debería llevarlo al hospital —oí la voz suave y preocupada de mamá, un poco lejana, como en otra realidad.

—No le pasará nada por un poco de fiebre. Será gripe o algo por el estilo, no te preocupes. Yo cuidaré de él —esa voz. ¿Sería... ?

—No se si debería ¿Y si empeora?

—Puedo llevarlo yo al hospital si llegara a pasar, pero no lo creo.

—Hum...

—¿No confías en mí?—su tono varió un poco.

—¡Oh, claro que si, cielo! Sólo estoy preocupada ¿Seguro que podrás cuidar de él tú sólo?

—Claro.

—De acuerdo, entonces te lo dejo a tu cargo. Si llegara a empeorar, llámame al móvil. Está apuntado al lado del teléfono, junto a los números de emergencia. Mark es tan olvidadizo que de pequeño tenía que apuntárselos con marcador en el brazo.

—¿Enferma a menudo?

—No, quizás es que yo soy demasiado sobreprotectora. Bueno, me voy a trabajar cariño. Si pasa algo, llámame.

—Adiós mamá —¿Mamá? En el momento en el que oí el portazo de la puerta de la calle al cerrarse, abrí los ojos que había mantenido entrecerrados hasta ese momento.

¿Quién?

—¡Ah!— di un salto sobre la cama, deshaciéndome del exceso de sábanas que tenía encima. La toalla mojada que había sobre mi frente cayó al suelo y todo empezó a darme vueltas y vueltas hasta que volví a desplomarme sobre la cama, mareado y con un dolor de cabeza horrible. Tenía la nariz entaponada por los mocos, que asco.

Tenía que salir de allí, buscar a mi madre y no, no, mejor a Haechan. Me ayudaría a matarlo con un bate de béisbol, si. Tenía que llamar a Hae y...

La puerta se abrió cuando agarré el móvil, dispuesto a marcar. Él se detuvo en el umbral, mirándome con una ceja alzada.

—¿Ya has despertado?

—No, soy sonámbulo ¡No te me acerques!—grité, blandiendo mi móvil.

Se empezó a reír en mi cara.

—¿Qué mierda haces? Suelta el móvil —cerró la puerta lentamente tras él.

Marqué a toda velocidad el número de Haechan.

—No lo hagas —me dijo.

—¡Cállate!

—Te dije que no — su cuerpo cayó pesadamente sobre el mío. Mi pobre espalda dio contra el duro suelo y frente al aturdimiento, me vi totalmente inmovilizado y aplastado por él. Me tapó la boca con la mano. Su mirada furiosa me dejó paralizado y muerto de miedo.

—Tú estás muerto —ese tono amenazador era nuevo para mí, de hecho, todo lo que él representaba era nuevo. Sólo sabía que era mi hermano mayor, aquel al que no veía desde los tres años y, ayer... Se acostó conmigo. Si lo hubiera sabido antes, si hubiera tenido al menos una foto, nunca hubiera dejado que esto pasara pero...

Su mano iba camino de mi cuello, por su rostro, parecía estar deseando agarrarlo y aplastarlo, cortarme la respiración, estrangularme hasta matarme. Por primera vez en mi vida sentí auténtico miedo.

Cherries in the skyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora