Capitulo 2

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[Mark]

A esas horas de la noche, en pleno invierno, en un estacionamiento oscuro, las temperaturas podrían llegar al menos cero perfectamente y, como me hallaba en esos instantes, podría haber sufrido una hipotermia y, seguramente, ni siquiera me habría dado cuenta.

El calor que me recorría la entrepierna y se extendía por todo mi cuerpo, me envolvía y casi me hacía inmune al frío de la noche.

Su aliento rozando mis labios cada vez que los movía intentando acaparar los míos más y más y más, buscando más profundidad con su lengua dentro de mi boca. Se escurría por ellos, jugueteaba y rozaba con insistencia mi lengua cuando se separó, sonriendo. Se lamió los labios. Era condenadamente sexy cuando hacía eso. Sentí la presión bajo mis pantalones, casi me dolía.

Una de sus manos empezó a colarse bajo mi camiseta, haciéndola subir. Estaba helada, la sentí brusca y ansiosa acariciando mi piel, fría como un cubito de hielo, provocándome escalofríos placenteros. Eché la cabeza hacía atrás, entreabrí los labios, deshaciéndome en suspiros y vi el vaho provocado por mi aliento emanar de mi boca. Uno de sus dedos congelados me rozó un pezón.

—¡Ah! —temblé. Sus labios lo rodearon con la lengua casi al instante, haciéndome estremecer y apoyé las manos sobre sus hombros, clavando las uñas al sentir sus dientes cerrándose sobre él —¡Aaahh, no!

—¿No qué? —me pellizcó el pezón contrario con fuerza. Una sensación que variaba entre el dolor y el placer quedó atascada en mi garganta, deseando estallar en gemidos, pero antes de que pudiera abrir la boca, él me la tapó con una mano, dejando caer por completo su cuerpo sobre mí. Estallé en temblores con el contacto del frío capó contra mi espalda desnuda.—No chilles muy alto. Estamos en la calle.—estaba a punto de tener sexo en un lugar público con un desconocido y solo se me ocurrió ruborizarme y cerrar la boca. Le hubiera golpeado y hubiera salido corriendo de no ser porque me estaba volviendo loco. No había otra explicación a la locura que estaba a punto de cometer. No comprendía como podía dejarme llevar de ese modo por una persona que acababa de conocer. Sus ojos, su sonrisa y sus gestos me tenían completamente hipnotizado.

—Puedes tocarme si quieres, no te voy a morder. —se burló de mi pasividad y entonces, me atreví a alzar las manos hasta su cabeza. Sus cabellos se enredaron entre mis dedos, su tacto era muy suave y juntó sus labios con los míos levemente. Cerré los ojos y entreabrimos los labios, dejando viajar nuestras lenguas a la boca del otro, compartiendo el aliento y los suspiros ansiosos. Sus frías manos se posaron en mi espalda, acariciándola con la yema de los dedos, provocándome escalofríos, descendiendo hasta dar con mis pantalones. Atrapó mi labio inferior entre sus dientes y empezó a lamerlo y a darle besos húmedos. Notaba mi entrepierna cada vez más dura y sus manos se atrevieron a introducirse bajo mis pantalones, agarrando mi trasero con fuerza.

Se separó unos segundos de mí y se quitó la chaqueta acalorado. Debajo llevaba una camiseta negra y lisa, pero cuando se inclinó de nuevo, me mordió la barbilla y su lengua empezó a recorrer mi cuello hasta llegar a mi oído, lamiéndome el lóbulo suavemente, noté los duros músculos de su abdomen restregarse contra mí en un excitante movimiento, contra mi entrepierna.

—¡Oh, joder! —grité, sin poder evitarlo. Se separó de mí, de repente y me observó fijamente, con una seriedad que no le había visto hasta ese momento, como si se hubiera dado cuenta de algo. Temí que se echara para atrás justo en ese momento. —¿Qué que pasa? —murmuré.

—Nada—volvió a sonreír malicioso.

Sus manos empezaron a bajar mi pantalón con un ansia que hizo latir mi corazón con fuerza. Entrecerré los ojos. La vergüenza me invadió de repente y me deshice en temblores cuando quedé casi totalmente expuesto al frío del invierno, totalmente expuesto a él. Estaba demasiado excitado y mi miembro quedó tieso y duro frente a su mirada. Cerré los ojos y él se rió.

Cherries in the skyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora