[Mark]
—Estás sudando. Puedes tranquilizarte, no voy a comerte. —era irónica la manera en la que habían cambiado las cosas. El tipo que me había acosado desde que tenía uso de razón, el que me había jodido bien la infancia y el que me había provocado un sentimiento de humillación total en ciertas ocasiones de mi vida, ahora estaba debajo de mí, semidesnudo, únicamente con los boxers ajustados puestos y sudando, casi temblando por el nerviosismo que le suponía mi contacto. Dios, a la vida le gustaban las situaciones divertidas y reírse de las personas a su costa por ésta clase de acontecimientos.
Recorrí suavemente las curvas de sus marcados abdominales con la yema de los dedos. Noté como todo su cuerpo se ponía tenso como un palo de hierro.—Hay algo que tienes que decirme antes de que siga, ¿Verdad? —pregunté, conteniendo a duras penas la sonrisa de amarga satisfacción.
—¿Decirte... algo? No. No, claro que no. —el mentía. Por desgracia para él, ya lo había descubierto. Me incliné hacía delante, apoyando las manos en su torso musculoso y acerqué mi boca a uno de sus pezones. Se puso rígido. —¿Qué haces? —sonreí.
—Eres virgen.
—¡No!
—Quiero decir que nunca te has acostado con un hombre. Tú no eres gay, de hecho, apuesto lo que sea a que no te atraigo lo más mínimo.
—¿Por qué dices eso? Sino me gustaras no estaría aquí. —en eso tenía algo de razón. —Venga Mark, quiero seguir... —insistió, agarrándome de la cintura con repentina ansia.
—¿Quieres seguir? ¿Cómo? —pregunté de pronto, pillándolo desprevenido otra vez. Me miró con una ceja alzada. —¿Qué prefieres, dar o recibir? —él volvió a quedarse tieso y tragó saliva.
Vaya, era adorable.
—¿Intentas tomarme el pelo?
—¿Por qué? Así son las cosas en el sexo entre hombres, deberías saberlo.
—Yo... —estaba sentado un poco más abajo de su entrepierna, sobre sus piernas, en su misma situación, con sólo los boxers puestos. Lo cierto es que ser testigo de su inseguridad me hacía sentir cómodo, aunque no lo suficiente. Él me miraba con intensidad y yo no sabía si me deseaba o solo era una especie de reto a batir, a ver si era capaz de follarme o no. En cualquier caso, su mirada me hacía sentir pequeño e indefenso y empezaba a ponerme nervioso.
Me sentía vulnerable a cualquier comentario, del tipo, "Que asco me das, Mark" y tenía miedo de que en cualquier momento algo así saliera de su boca.
—Dar. Prefiero dar. ¿Y tú? —soltó al fin, poniéndose más serio, clavando la mirada directamente en mi cara. Me transmitió su determinación.
Esa expresión serena y aparentemente indiferente era igual a otra que yo conocía. Me relajé de golpe al reconocerla como suya y no de alguien más.
Me incliné hacía delante, decidido al fin, situándome sobre su cuerpo musculoso y sin rastro de vello. Vaya, ¿Quién lo diría?
—¿Estás seguro de que quieres hacerlo?
—Claro, ¿Por qué no? —él se encogió de hombros, alzando los brazos acariciando mi espalda de abajo arriba hasta llegar a mis hombros, a mi cuello...
—Yukhei tú no eres gay, reconócelo. No te gustan los chicos. —el suspiró con una mueca de cansancio e impaciencia.
—Ya lo sé.
—Entonces, ¿Por qué? ¿Por qué yo de repente? Siempre me has estado puteando porque creías que era gay y justo cuando aparece John... —mierda... joder...
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Cherries in the sky
FanfictionUn cuerpo, un bonito cuerpo con el que jugar, con el que experimentar, con el que arriesgarme, con el que disfrutar plenamente y todo lo que ello conlleva. Un cuerpo al que hacer sufrir... un cuerpo al que romper. Cualquier criatura bonita con cuerp...