Capitulo 14

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[Mark]


Joder, joder, joder ¡Que lo decía de verdad! Y para respuestas impredecibles la mía. No podía negarlo, ¡Mierda, hasta me había emocionado!

—Pu-pu-pues —respiré hondo, acelerado, sin saber que decir, totalmente en blanco. Cerré los ojos con fuerza —¡Vete a la mierda, John! —y salí de allí a pasos acelerados.

—¿¡Qué!?

—¡Que me dejes en paz!

—¿!Que hice ahora!?

—¡Sólo me quieres para tenerme atado!

—Eso no... eso... ¡Mentira! —ni él mismo sabía lo que decía. Eché a andar rápido, con la cara descompuesta. Como era de esperar, John corrió hasta mi lado y se puso en medio del camino —¡Venga Mark!

—¡Ahora no quiero! —le giré la cara e intenté esquivarle y seguir andando. John se me puso en enfrente de nuevo.

—¿Qué hay de malo? ¿Por qué no? — y se atrevía a preguntarlo. Mejor que él nadie lo sabía y le señalé con el dedo, acusador. Conmigo no se quedaría.

—¡Sólo quieres una maldita razón para poder pelearte con cualquiera que se me acerque, una puñetera razón para hacerte el chulo delante de de las personas y una jodida razón para joderme y dejarme en ridículo, humillarme como esta mañana! ¡Lo que tú quieres es usarme para buscar pelea sin importarte lo que sienta, porque eres un imbecil! ¡Eso es lo que eres! —y volví a darle la espalda, eché a andar de nuevo y le miré de reojo un par de veces. Estaba parado, mirando como me alejaba, con los ojos muy abiertos. Genial.










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—¿Qué pasa? ¿Algo bueno al otro lado de la ventana? —le dirigí una mirada nada simpática a Johnny, por no meterle un buen golpe.

—Pues igual sí, ¿Por qué? —curvó la boca en esa asquerosa sonrisa irritante y perfecta que tenía. A ver, ¿No se suponía que era un delincuente? ¿Por qué tenía los dientes tan bonitos? ...además, ¿No se suponía que de peleas y puñetazos o cosas así se caían? Arg... me sacaba de quicio. Yo los tenía medio deformes y él...

—No intentes molestarme otra vez. Los dos sabemos que el único que te gusta soy yo —sentí un ligero tic en el ojo y me crucé de brazos en el asiento, refunfuñando.

—Si tanto me gustas, ¿Por qué te mando a la mierda, John?

—Es tu orgullo. En realidad, estás loco por mí —bufé. Sería creído de mierda, prepotente, idiota enfermo y... y... ¡Lo peor de todo era que tenía razón! Y no entendía porque. Johnny era un imbécil, de la clase de tipos que odiaba desde que era consciente pero, por casualidades de la vida, debía admitir que... mierda, me gustaba. Quizás porque era mi hermano y el morbo de lo prohibido no lo hacía desaparecer nadie.

—¡No! —me hundí en el asiento en cuanto divisé la universidad a escasos segundos y estuve a punto de abrir la puerta del copiloto y echar a correr, a punto, pero en el último momento, noté como Johnny empezaba a ir más despacio y me agarraba del brazo, evitando mi huida.

—Quiero una respuesta, Mark.

—¿Respuesta? ¿Respuesta a qué? —observé conteniendo el aliento como entraba en el aparcamiento para los estudiantes de la uni y, suavemente, se deslizó en uno de los que había libres. Me encogí aún más, aunque sabía que las ventanas estaban polarizadas y nadie nos veía desde fuera, pero eso no evitaba mi nerviosismo, y que en ese momento, Johnny se girara y se inclinara sobre mí como si fuera a comerme, mirándome con tanta seriedad, no ayudaba.

Cherries in the skyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora