Capitulo 22

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[Mark]


Yo tenía mucha suerte. Aunque la gente me mirara como si fuera un bicho raro, tenía suerte. Tenía los dos mejores amigos que una persona puede llegar a tener. Una madre comprensiva y atenta, un posible padrastro que era simplemente genial, una casa enorme, limpia y con eso, todo lo que pudiera desear.

Entonces, un día la conocí a ella. La diva del instituto, Lía. Guapa, popular, simpática, dulce y amable. Fue durante el último curso de secundaria cuando me dijo; Mark, me gustas mucho; así de rápido y simple y... empezamos a salir. Oh, Lia era todo lo que yo buscaba en una chica, me encantaba y enseguida sentí que me había enamorado de ella.

Lia era muy popular y al ser su novio, yo también me hice popular enseguida, cosa que no me hacía mucha gracia. Las personas a las que llamaban populares eran idiotas y sumamente creídas.

Lia y yo estuvimos casi un año juntos y luego acabó pasando lo que tarde o temprano tenía que pasar. Rompimos. ¿Por qué? No estoy seguro. Lia lo quiso así, me lo pidió llorando y yo no pude hacer nada para impedirlo. Amigos, solo amigos. Ahí descubrí lo que es llorar por alguien, lo que es sentir el corazón roto y me costó, me costó superarlo.

De hecho, aún no lo tenía del todo superado cuando apareció él.

Recuerdo que una corriente eléctrica me recorrió el cuerpo la primera vez que me tocó, un calambrazo que me dejó extasiado y entonces, empezamos a hablar guiados por ese extraño suceso. Conexión enseguida, verbal y física... Luego supe porqué, demasiado tarde como para rectificar.

Mi hermano mayor, Johnny, Sin saberlo, sin saber quien era, me acosté con él y, al día siguiente, lo conocí de verdad. Johnny.

Había cometido un acto incestuoso e inmoral, depravado y enfermo sin saberlo en absoluto. Lo peor es que el cabrón de mi hermano sí lo sabía, desde el principio y me utilizó para jugar a joder al hermano pequeño, simplemente eso, muy consciente de nuestros actos depravados.

Desde entonces... no hemos parado de jugar.













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—¡Cierren la boca! ¡Necesito estudiar! —miré a Haechan a la cara, por primera vez en mucho tiempo. Me había dirigido la palabra, cosa nueva y eso me hizo tener ganas de subirme a las paredes.

Después de dos meses tras encontrarnos a Johnny y a mí juntos en casa, parecía más relajado, más resignado, sí, esa era la palabra. Resignado. Claro que ahora no tenía tiempo para preocuparme de esas cosas, demasiado ocupado con los exámenes finales y el montón de trabajos apilados en mi escritorio.

Era llegar a casa y ponerme a estudiar hasta la noche, encerrado en mi cuarto, sin salir ni siquiera para comer. Estudiando, estudiando, estudiando, estudiando, follando, follando, follando, follando, Johnny, Johnny, Johnny.

Estudiaba más bien poco con Johnny a mi lado, metiéndome la lengua hasta la campanilla y lo que no era la lengua. Todo mi mundo se había reducido de repente al sexo, a Johnny y a mi Tommy, mi adorable cachorro que movía la pata como un loco cuando le rascaba la barriga. El mundo de Johnny era igual que el mío o eso parecía. Sexo, yo y... cigarrillos. Joder.

Al sentar la cabeza en los estudios después del sexo, Johnny empezó a acostumbrarse a fumar en la ventana de mi cuarto mientras intentaba estudiar. Ya no había forma de que pudiera estudiar tranquilamente sin el olor de sus Lucky Strikes. Ya no había forma de que pudiera caminar sin su figura siguiéndome, ya no había forma de que pudiera respirar sin su aliento.






—Esa perra me va a suspender seguro.

—¿Quién? ¿La anciana de filosofía? Pero si es de lo más buena.

Cherries in the skyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora