Capitulo 45

215 18 7
                                    

[Mark]


Todo el mundo me miraba en la universidad y murmuraba. Yo sólo podía sentirme incómodo. De repente, los vi. Jeno y Hae, en los casilleros, observándome con una ceja alzada, impresionados por mi aparición. Mierda, no sabía que decirles. Me había portado como un idiota egoísta con ellos y me merecía que dejaran de hablarme. Era un maldito cabrón, pero por lo menos, debía disculparme con ellos... al menos...
Así que me acerqué con la mirada baja y...

—Chicos... lo sien...

—Te lo advierto... —soltó Haechan de repente. Su mirada se afiló dándole un aspecto felino, amenazante. —...da un paso más y de la patada que te daré en el culo vas a ver las estrellas, ya que disfrutas tanto siendo jodido, Mark. —su rabia era palpable y natural. Nunca lo había visto tan cabreado, él, el que siempre me había apoyado fuera cual fuera la situación, me acababa de mandar a la mierda. Miré a Jeno de reojo y él bajó la mirada al suelo. Su cara no expresaba enfado, si no una profunda decepción hacia mí.

—Lo siento... —murmuré. No me atrevía a decir nada más.

—¿Lo sientes como la última vez, después de que te ofreciéramos cobijo en nuestra casa pese a estar más de dos meses sin hablarnos, evitándonos, antes de que te tiraras por la ventana y salieras corriendo sin dar explicaciones en busca de un polvo? Gracias, pero tus disculpas me las meto por el culo. —Haechan dio un paso al frente, me dio un ligero empujón con el hombro que me descolocó y pasó por mi lado irradiando rabia. Jeno se quedó frente a mí, quieto, incómodo y con una mueca de dolor en la cara, observándome. —¡Vamos! —le gritó Hae. Jeno suspiró, negó con la cabeza y anduvo hacía delante, tras él.

O hablaba ahora, o los perdería para siempre.

—¡Sé que es raro! —les grité. —¡Pero creí que no sería un problema! —Haechan me miró entonces con la exasperación pintada en la cara.

—¿Te refieres a eso de ser gay, Mark? ¿Crees que actuamos así por eso?

—Pu-pues...

—¡Me importa una mierda que a mi mejor amigo le gusten los nabos en lugar de las ostras! ¡No soy un intolerante de cabeza cuadrada! ¡Lo que me importa es que ese chico que lo daba todo por sus amigos ahora los deja de lado cada vez que se le presente la oportunidad de jugar con una polla! —esa acusación me puso el vello de punta. Sentí una rabia ciega inundarme el pecho. Sería...

—¡Puede que no haga las cosas bien y que últimamente esté fallando, pero joder, no soy perfecto y nunca me he metido en sus vidas sexuales!

—¡No me puedo creer que seas tan egoísta! ¡Voy a partirte la cara para que se te quite la estupidez! —se echó hacia delante, envalentonado, con la vena de la frente hinchada. Nunca, en la vida, había visto semejante expresión en Haechan y aún así, no pensaba retroceder.

—¡Pues ven, aquí me tienes! ¡Atrévete! —los dos nos lanzamos hacia el otro, enseñándonos los puños, dispuestos a empezar algo de lo que luego, nos arrepentiríamos profundamente cuando, de repente, Jeno se puso en medio y con sus enormes brazos, nos dio un empujón a cada uno que casi nos hizo caer al suelo.

—¡Me cago en la puta! ¡Paren de una jodida vez, pedazo de idiotas! —ante nuestras expresiones estupefactas, Jeno nos agarró a cada uno del cuello de la camiseta y tiró de nosotros con tanta fuerza, que nuestros pies casi se elevaron unos centímetros del suelo.

Haechan se quedó mudo, en blanco. Sus labios se fruncieron levemente. Jeno suspiró, intentando relajarse, extendiendo su mirada a las personas que recorrían el pasillo y se nos quedaban mirando y murmurando con rostros curiosos y asombrados. Decidió bajar la voz entonces, mirándonos alternativamente, soltándonos despacio la camiseta. Hae desvió la mirada al suelo, con la barbilla temblorosa y los puños apretados, impotente. Jeno me miró y supe que su rostro debía ser el mismo que un padre tendría a la hora de aconsejar a su hijo cuando este estuviera en una situación difícil.

Cherries in the skyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora