Capitulo 6

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[Mark]

—¿Mamá vas a salir hoy?

—¿Cómo lo...? —me encogí de hombros, mi madre era muy fácil de adivinar.—¿Te molesta cielo?— su novio no me caía mal, pero tampoco bien. No es que lo viera a menudo, pero creo era un buen tipo.

—No mamá, sal y diviértete.

—¿Y como te llevas con Johnny?—lo poco que me había bebido de jugo acabó siendo devuelto al vaso.

—Johnny y yo nos... llevamos bien por ahora —era la mentira más grande que había soltado en toda mi vida.

¿Cómo iba a llevarme bien con alguien me tenía entre la espada y la pared? Johnny había cambiado mi vida de la noche a la mañana y de la manera más espeluznante posible. Tenía unas ojeras de infarto, no había dormido nada. Después de la ducha me encerré en mi habitación y no salí en toda la noche ni siquiera para cenar o preparar la cena.

Johnny tocó a mi puerta. Yo me acurruqué en la cama, abrazando la almohada y escondiéndome entre las sábanas, enrolladas alrededor de mi cuerpo como enredaderas.

—Eh, pequeño.—no contesté y cerré los ojos con fuerza.—¿Estás ahí? – me mordí el labio. No pensaba contestar, no.—¿Cómo ha estado tú baño? ¿Te has enfriado lo suficiente? Si tienes demasiado frío, ya sabes que yo puedo ayudarte a entrar en calor.

—¡Vete a la mierda!— Johnny se rió. Joder, no quería contestarle.

—Vale, vale. Sólo quería decirte que tu madre me dio permiso para pedir una pizza y ya está aquí. ¿Te gusta la pizza?

—Déjame en paz.

—¿No te gusta? Menos mal, porque la he pedido con extra de queso.—gruñí entre dientes.—Si no quieres, dilo. Mejor para mí. Mark, odio que me ignoren.

Le oí suspirar y la puerta se abrió y él entró, con las manos ocupadas con la pizza. Olía incluso a tres metros. Se me hizo la boca agua.

—¿Quieres? —abrió la caja frente a mi, ofreciéndome. Yo giré la cara, evitando la tentación. No quería verla.—Si mamá se entera de que te dejo sin cenar se va a enojar mucho conmigo.

—¿Mamá?—entrecerré los ojos, molesto. Llamar mamá a mi madre, ¡Ja! ¿Con que derecho? Él no era hijo suyo... técnicamente si, pero no lo aceptaba ni como hermano ni como hijo de mi madre. No era nada mío.

—También es mi madre.

—¡Bah!—estuve a punto de escupirle a la cara. Él frunció el ceño y agarró un trozo de pizza que, de nuevo, puso delante de mí. Olía tan bien...

—¿Quieres o no?—tragué saliva.

—No.

—¿Seguro? No tiene veneno si eso te preocupa.

—No quiero.

Me miró un instante, dejó la caja sobre la cama y salió de mi habitación en silencio cerrando de nuevo la puerta. Cogí la caja con la pizza y comí un trozo, estaba deliciosa. Él no la había probado siquiera, salí cruzando el pasillo hasta su habitación. Él estaba tumbado sobre la cama, con los auriculares puestos y los ojos cerrados. Ni siquiera se dio cuenta de mi presencia, caminé hacía él. Le miré fijamente, abriendo la caja de la pizza. Casi parecía haberse quedado dormido y... ahora, tranquilo, con los ojos cerrados, parecía hasta bueno. Parecía la misma persona que esa noche me había hecho sentir tan especial.

Las dos veces que nos habíamos tocado, había mostrado su cara más dulce, la más tierna. ¿Por qué no podía ser siempre así? ¿Por qué solo cuando me besaba veía más allá de ese carácter? Apreté la caja entre mis manos, no tenía sentido pensar en eso.

Cherries in the skyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora