[Johnny]
Sus ojos cristalinos me hicieron desviar la mirada. Nunca me había sentido tan incómodo. Mamá era buena, me recordaba las veces que me arropó por las noches de invierno y me preparaba siempre mi comida favorita cuando era un pequeño niño. Algo maternal. Un consuelo. Pero en aquel momento no lo era.
—Tú... lo... lo has... violado... —volví a alzar la mirada, frunciendo el ceño.
—No. No lo he violado.
—Sí... lo has hecho... a tu propio hermano...
—He dicho que no lo he violado.
—¿Cómo...? ¿¡Cómo puedes decir eso!? ¡Deja de mentir! ¡Dios mío, al menos reconócelo! ¡Reconoce que eres un cerdo, un maldito pervertido! ¡Monstruo! ¡Y yo te he acogido, a un violador en mi propia casa!
—¡No soy un violador y no grites! ¡Vas a despertarlo!
—¿¡Ahora te preocupas por despertarle!? —no sabía qué hacer ni qué decir. Ella estaba histérica, no iba a poder razonar con ella. —Mi niño... ¿Cuánto tiempo...? ¿Cuánto tiempo llevas haciéndole eso a mí niño, maldito desgraciado? ¿¡Cuánto!? —no contesté a la pregunta. —Dios mío... Dios mío... —se llevó las manos a la cara, ocultándola de mis ojos, temblando como una hoja.
—Yo... no he hecho nada que él no quisiera.
—¡Mentira! —sacudió el cuerpo con tanta brusquedad, que varios vasos que estaban en la encimera cayeron al suelo junto con un par de cubiertos, otra vez, rompiéndose. —¿¡Acaso estás insinuando que a mi hijo le gusta ser sodomizado por su hermano!?
—Yo no lo he violado. —si hubiera sido cualquier otra persona, no hubiera intentado gastar saliva en insistir. Pero si no era yo quién nos defendía a ambos ahora, nadie lo haría. Al fin y al cabo, era la madre de Mark. Él nunca había desobedecido una orden suya y estaba seguro de que si de verdad me quería, a su madre la amaría con toda su alma. Y no le culpaba por ello. Mark no podía enfrentarse a su madre. Pero yo sí.
Se quedó callada unos segundos. Su respiración se entrecortaba y su rostro se volvió de un rojo imposible. Parecía estar a punto de darle un ataque.
—Tú... le estabas tocando... tú... mientras él dormía... tú... —recordé vagamente como me había masturbado encima de Mark, cuando él estaba dormido, justo antes de desplomarme sobre su cama, a su lado, hecho mierda por nuestra pelea y con una sonrisa de excitación en los labios. Suspirando, medio riéndome por el oportuno sueño en el que mi hermano caía, me vine prácticamente sobre el, observándolo entre jadeos y suspiros, acariciándole la piel. Él se quejaba en sueños y movía los brazos como si intentara espantar una mosca pesada, pero no se despertó.
—Tú... te estabas aprovechando de él. —Ella se dio la vuelta y abrió el cajón dónde guardaba los cubiertos, con voz apagada, moviéndose como si fuera un zombie con el cuerpo podrido, cayéndose a pedazos con cada paso que daba. —Tú... le has hecho daño. A Mark, a mi niño... a mi hijo. —observé con aparente inmunidad como sacaba un cuchillo para cortar los huesos de la carne y lo empuñaba con mano temblorosa. Se dio la vuelta y lo alzó, apuntándome con él. —Le has... le has destrozado la vida a mi hijo... —miré el cuchillo sin ningún tipo de miedo, aunque fuera lo suficientemente grande cómo para atravesarme.
—Nunca le he hecho daño a Mark y nunca se lo haría.
—¡Cállate! —dio un paso al frente, cuchillo en mano.
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Cherries in the sky
FanfictionUn cuerpo, un bonito cuerpo con el que jugar, con el que experimentar, con el que arriesgarme, con el que disfrutar plenamente y todo lo que ello conlleva. Un cuerpo al que hacer sufrir... un cuerpo al que romper. Cualquier criatura bonita con cuerp...