Capitulo 24

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[Mark]


—Oh... ¡Santa mierda!

Había estado en fiestas antes, pero eso era el caos total. Me alegraba de no ser yo quien tuviera que recoger semejante desastre luego.

—Joder, si me hubieras dicho que esto sería una orgía, me hubiera traído condones. —se burló Johnny. Le di un codazo suave en el estómago y empezó a reírse en mi cara.

—¿Dónde estará Lia? —murmuré, intentando caminar por entre los desconocidos que me rodeaban. ¡Si casi nadie era de la universidad!

Sentí una palmada en el trasero y me volví rápidamente, escandalizado.

—¡Eh, guapo! ¿Quieres bailar? —me quedé con la boca abierta observando a aquel tipo con cara de borracho total que me guiñaba descaradamente un ojo.

—¿Eh? —de un tirón, Johnny me apartó de ese hombre. Me rodeó con sus brazos y le lanzó una mirada divertida y prepotente.

—Este nene es mío. —y volvió a tirar de mí, adentrándonos más en aquel lugar alocado carente de orden. —Estupendo, hay de todo. Putas, alcohol... drogas y música mala. ¡Wow, me siento como en casa! —no me lo podía creer. ¡Eso era el infierno!

—John, vámonos.

—¿Qué? —preguntó, alzando la voz. No se oía nada por culpa de la maldita música.

—¿Que volvamos a casa! ¡Quiero irme a casa!

—¿Tan pronto? ¡No, ni hablar! ¡Me has arrastrado a la fiesta y fiesta vas a tener! —vale, eso sí que no me lo esperaba. Johnny dio una vuelta sobre sí mismo, quitándoles descaradamente de las manos a una pareja los vasos repletos del líquido rojo que había visto siendo engullido por un grupito más atrás. Me lo ofreció. Negué con la cabeza frenéticamente.

—¡No quiero, no sabemos lo que es! —le grité, llevándome las manos a los oídos, intentando detener el torrente de gritos y molestos ruidos que fluían por todas partes.

—¡No seas bebito! ¡Es ponche, lo que se sirve en todas las fiestas! ¡No te vas a morir por beber un poco! —giré la cabeza de un lado a otro. Todo el mundo parecía divertirse pero... de una forma tan sumamente absurda. Daba vergüenza ajena. —¡¿Vas a ser el aburrido que se queda solo en una esquina?! —me mordí el labio inferior y le arranqué el vaso de las manos de un tirón.

—¡Dame eso! —de un sorbo, me lo bebí todo tan rápido que no me di cuenta del sabor tan fuerte que tenía, quemándome la garganta. Empecé a toser, llevándome las manos a la boca. Apenas podía escuchar la risa de Johnny con tanto ruido. —¡Está muy cargado!

—¡Creo que eso explicaría porque todo el mundo está cómo está! ¡Es todo alcohol, con tres vasos quedas ciego!

—¡Pues voy a necesitarlo si se supone que voy a pasar toda la noche aquí!

—¡¿Qué?!

—¡Que voy a necesitarlo si...!

—¡¿Qué?! ¡No te entiendo! —Johnny se señaló el oído, negando con la cabeza. Me sentí frustrado y repentinamente cabreado cuando de repente, me agarró del brazo y empezó a arrastrarme hacía el salón.

—¡John!

—¡Ven, vamos a pasarla bien! —no podía creerlo.

—¡Ya era hora! —giré la cabeza enseguida, encontrándome con Lia corriendo hacía nosotros con una sonrisa enorme. Tragué saliva, boquiabierto al ver la pinta de zorra que traía. Si salía a la calle así vestida, con un mini traje con el que prácticamente se le veían el trasero y un escote que casi dejaba ver sus pechos a la perfección, no me extrañaría que la confundieran con una prostituta.

Cherries in the skyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora