CAPÍTULO 10

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Mis ojos se redondean de estupor, mientras que el frío de la carrocería se extiende por mi espalda.

Lo miro fijamente, con la boca entreabierta con un millón de preguntas. Abraham sonríe, aunque sigue teniendo en sus ojos un extraño brillo, y se echa un poco hacia atrás.

Pasa la mano por su cabello despeinado y desvía la mirada para observar el mar. Su boca se tuerce con un gesto.

- Lo siento, no quería decirlo así, era una broma, es solo que... Parece que soy de tu gusto. Solo quería hacerte comprender que en el otro sentido, también. - muerde su labio inferior algo incómodo.

Menos mal que estoy apoyada contra el coche, porque si no me caería de culo, de lo atónita que estoy.

Deslizo mis dedos alrededor de su brazo, y pongo mi sien en su hombro. Baja sus ojos hacia mí.

- Me alegra oírlo - sonrío.

¡Espero que no sea solo para utilizarme, tomándome por una de sus fans!

Espanto esa idea rápidamente repitiéndome que si hubiera pensando eso, no se habría molestado en traerme aquí. Abraham es el tipo de hombre acostumbrado a seducir a montones de fans. ¿Por qué cargar conmigo, si solo soy un juego para él?

Abraham pone un brazo sobre mis hombros y me da un beso en el pelo, lo que me llena de alegría. Luego, como si leyera mis pensamientos, se da la vuelta para colocarse frente a mí y se inclina hacia delante para ponerse a mi altura.

- No se me da bien expresar mis sentimientos. Soy mejor que con una batería para marcar el compás... no sé si entiendes lo que quiero decir. - muerde su labio inferior algo nervioso y mira hacia otro lado - Lo que intento decirte, de forma muy torpe, es que me gustas enormemente. - su mirada vuelve a mirarme fijamente a los ojos - Y no es solo para seducirte... aunque me apetece mucho.

Una sonrisa nace en mis labios y mi corazón late a cien por hora, desconcertado por tanta franqueza.
Estoy aún más embelesada. Normalmente, los hombres mienten fácilmente. No suelen decir lo que tienen en el corazón con tanta sinceridad, y mucho menos cuando quieren seducir a una mujer.

Clavo mis ojos en los suyos, buscando descubrir la mínima huella de mentira o engaño.

- Y si tuvieras que tocar un solo de batería ahora, ¿Cómo sería? - sonrío mirándolo un poco coqueta.

Arquea una ceja divertido y luego pensativo. Mira el cielo un instante, perdido en sus pensamientos, y después, vuelve a mis ojos.

- ¿Ahora, con respecto a mis palabras ambiguas? ¿O ahora, con respecto al hecho de que estés cerca de mí?

- A tu cercanía - murmuró y relamo mis labios.

- Mi solo sería seguramente penetrante, un ritmo entrecortado y un poco lento, que se toma su tiempo...

Me quedo inmóvil bajo su mirada, con el rostro rojo escarlata.

- Di algo, cariño. - murmura.

¿He dicho que me encanta que me llame así? Es un nombre un poco tonto pero hace que me estremezca de placer.

- Me gustaría oírte tocarlo... - respondo con un murmuro mirando sus ojos.

Una sonrisa asoma de nuevo en sus labios. Pasa su pulgar por mi mejilla y luego asiente.

- Es una brillante idea, tocaré para ti entonces, pero eso será en otra ocasión... Ahora nos espera el mar, así que, cambiate. - me saca la lengua mientras me guiña un ojo, sin duda amo ese gesto suyo.

Ángel Mío | Abraham MateoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora