CAPÍTULO 36

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- ¿Qué pasa? - cuestiono mirando sus bonitos ojos. Prefiero tomar la a delantera, antes que darme cuenta después que me ha engañado.

Los dedos de Abraham se levantan y se posan delicadamente en mi mejilla.

- ¡Eres tan bonita! - su voz es apenas un murmullo pero me introduce bajo mi piel, acelerando violentamente los latidos de mi corazón. Su mirada busca la mía, como si buscara en mis ojos algo urgente, importante. Y comprendo qué es, cuando dice - Necesito saber quién eres para mí, _______.

Abro los ojos sin desviarlos de su mirada.  A lo largo de mis brazos, corre un escalofrío, mientras sus dedos se deslizan sobre mi piel.

- Necesito saber si estás conmigo, a pesar de lo que soy... - sus dedos se mezclan con los míos y mi respiración se corta. Se acerca a mí y moldea su cuerpo al mío.

Aunque sé lo que implica quedarme con él, sé también lo que representa para mí. No puedo engañarme a mi misma o intentar olvidarlo.

- Sé que esto implica un peligro para ti, pero intentaré protegerte lo mejor que pueda. No puedo pasar sin ti, esa es la realidad. Estoy loco por ti, cariño. - muerde su labio inferior nerviosamente y mira hacia otro lado.- Así que, por favor... toma una decisión: échame fuera, no me llames más.. - vuelve a mirarme con un brillo peculiar en sus ojos. - O quédate conmigo y quiéreme, pero no quiero estar en la cuerda floja. ¿De acuerdo? Me vuelve loco no saberlo.

Todo lo que sé en este precioso momento, es la fuerza del amor que siento por él, oyéndole decir estás palabras. Pero decido un poco tomarle el pelo

- Tienes razón, Abraham. No puedo permitirme jugar contigo, seria muy deshonestos. - aprieto los labios para evitar reír. Abraham me mira sorprendió y su mirada se torna triste.

- ¿Qué estás diciendo exactamente? ¿Quieres que me largué de tu vida? ¿Es eso? - traga duro como si evitará llorar.

- No, tonto, quiero que entres en mi vida indefinidamente. - sonrió y acarició su mejilla con delicadeza, Abraham sonríe y cierra los ojos ante mi tacto. - Me da igual el peligro que corra, y puede que sufra, porque voy a preocuparme por ti, seguro. Pero, por dios, si intentas cualquier movimiento de evasión. ¡Te arranco la glotis! - Abraham suelta  una carcajada y sacude la cabeza.- Quiero que te quedes conmigo, quiero que me quieras, quiero que me desees.

En un instante, su boca está sobre la mía, devorándome, chupándome, acariciándome. Sus manos sujetan mi rostro y me mantienen contra él.

- Te quiero, Abraham.

Se pone sobre mí, con los codos a los lados de mi cara. Sus caderas se deslizan sobre las mías y su calor me embriaga. Me besa tanto que casi me duele la boca, cuando se aparta, sus grandes ojos cafés se clavan en los míos.

- Resumiendo, ¿Aceptas ser oficialmente mi novia? - roza delicadamente la punta de su nariz contra la mía sin apartar su vista de la mía.

- Evidentemente, voy a poner una pancarta en tu torso para que todo el mundo lo sepa. - sonrío y le doy un casto beso en sus labios.

No, no estoy pensando en Cloe al decir esto.

- Tengo otra pregunta...

- Es él momento de hacerla, ahora que tu cuerpo me impide moverme, para obligarme a responder...

- ¿Te molesta mi cuerpo? - me mira sorprendió.

- Solo quema mis neuronas. ¡Pero estoy bien!

- ¡Oh, me odiaría por eso! - me guiña un ojo.

Ángel Mío | Abraham MateoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora