Miro mi reflejo en el espejo del baño, le doy vueltas a las palabras de Abraham, una y otra vez: "Quiero que te quedes conmigo... eres tú quien debe decidir".
Me encuentro rara, tengo la impresión de mirar a otra mujer en el espejo. Físicamente, no he cambiado, pero mi cerebro ha dado un giro de 360° en una noche.
¿Dónde está el hombre que creía conocer? Ya no sé si debo confiar en el que lo ha sustituido o irme lo más lejos posible.
Me había prometido no dejar que ningún hombre abusara de mí. Y sin embargo, he dejado que un hombre me hiera, me mienta... y también que me hunda. No sé si soy patética o valiente, fuerte o débil. Ya no sé qué camino debo tomar.
Abraham parece sincero, pero siempre me ha parecido sincero.
¡Porque era sincero! ¡Estoy segura! Dios mío, nadie puede mentir tan bien, ¿no?
Esa vocecita resuena en mi cabeza, dejándome presa de la inseguridad. Sus ojos no parecían mentir, cuando me contaba quién era. Se ha abierto a mí, eso no pude dudarlo. Es una realidad, me ha contado su secreto, y de ha puesto potencialmente en peligro al contármelo.
Puede que desee realmente construir una historia conmigo... O que siga manipulándome con un fin que desconozco.
Intento en vano borrar esta idea de mi mente. Inspiro e intentó prepararme para un día de trabajo.
Cuando llego a Harper's, pasar las puertas giratorias me hace un extraño efecto. El lugar en el que trabajo desde hace casi un año, ahora me parece raro. Tengo la impresión de descubrir estas paredes de cristal que reflejan el sol, este espacio aséptico pero también chic.
Y me pregunto si Abraham ha dicho la verdad sobre las maniobras de Harper's. ¿Trabajo de verdad para uno de los que destruye el planeta? ¿Soy una ingenua por pensar que Sebastián Harper es un hombre altruista, preocupado por la equidad y la ética? ¿Me estaré equivocando otra vez?
Este pensamiento me da miedo, no quiero trabajar para un monstruo que participa en las desigualdades de nuestro planeta y lo destruye. En mi cabeza se mezclan un montón de preguntas, mientras me dirijo a mi mesa, tras haber saludado a Lea con un gesto de la mano.
Matt ya ha llegado, cuando me dejó caer en mi silla. Levanto la cabeza de los tablet y me dedica una amplia sonrisa. Me alegro de verlo, su presencia siempre me tranquiliza, como un bálsamo que calma el corazón.
- Hola, princesa. Siempre tan guapa, ¿A quién debo odiar? - sonríe arqueando una ceja.
- ¿No notas mis ojeras, adulador? - sonrió.
- Sí, por eso. Imagino que algún tío ha disfrutado... - me guiña un ojo de manera divertida.
- ¿Y te molesta que yo también haya disfrutado?
- No, solo que me molesta que no haya sido yo el tío en cuestión - me saca la lengua burlón y después se suelta a reír.
Me echo a reír, mientras que Matt me sonríe ampliamente, orgulloso de su tontería.
- ¿Y tú? Seguro que no has pasado todo el fin de semana solo.
- Claro que no, si no habría sido un fin de semana muy triste. - hace un puchero y ríe después.
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Ángel Mío | Abraham Mateo
FanfictionElla ha estado viviendo en la ciudad de Nueva York durante varios meses trabajando en uno de los pisos de un edificio enorme rascacielos de cristal con vistas a Manhattan. Su vida siempre ha ido muy bien, tiene un trabajo estable, sus amigos son lea...