CAPÍTULO 4

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El viernes llego pronto, estoy como una moto, llena de adrenalina, me levanto al amanecer, mucho antes de que suene el despertador

Estoy tan animada que decido ir a correr un poco a Central Park  para despejarme la cabeza y dejar de pensar en Abraham.

El sol irisa los edificios de Nueva York durante mi neurótica  carrera, con los cascos en los oídos, la música pone ritmo a mi paso.

Me centro en Abraham a través de la voz de Alan. Lo visualizo en el escenario, detrás de su batería, y me derrito un poco más.

Cuando vuelvo a casa, son las 7:30 h.

Me doy una ducha, me pongo una falda sastre y una blusa, zapatos de tacón y me voy corriendo al metro.

Llego a la hora a Harper's. Mejor evitar que me echen la bronca por segunda vez esta semana.

Saludo a Lea, ya instalada en su mostrador, y voy rápidamente hacia los ascensores.
No le he contado mi cita de esta noche.

No quiero gafar mi cita romántica, aunque no me vendrá mal consejos de mi mejor amiga.

Con todo el trabajo que nos ha traído Gabriel, no pude volver a mi casa hasta tarde.

Tiro mis cosas a la entrada, le doy de comer a mi guacamayo y corro a darme  una ducha.

Me depilo... por si acaso... me acicalo, me maquillo, me peino, todo para volver a empezar diez minutos más tarde por que el resultado no me gusta.

Elijo unos jeans, camiseta de tirantes, cazadora perfecto y un fular a juego.
Estoy lista cuando aún son las 21 h. Me echo en el sofá y enciendo la tele.

La angustia me come las tripas.

Tengo la impresión de ir a mi primera cita, cuando tenía 15 años.

Ya tengo las manos sudorosas, y mis piernas están entumecidas por la adrenalina. ¡Y solo estoy en mi sofá!

A las 22:30 h, casi me da un ataque cardíaco cuando recibo un mensaje. Doy un salto y cojo el móvil.

Toda agitada, veo quién me ha mandado el mensaje: ¡Abraham!

SMS DE ABRAHAM:
"Espero que no me hayas olvidado"

Aliviada, me dejo caer contra el respaldo del sofá y me pongo a reír como idiota.

Escribo sin más

SMS PARA ABRAHAM
"¿Quién podría olvidar al batería sexy de un grupo de música metal?"

Dudo en mandarlo, no se si habré dicho demasiado.

Leo mi mensaje en voz alta. De pronto, mi guacamayo se posa frente de mi y se pone a chillar como si se burlara:

-  ¡Baaaatería! ¡Sexxxxxyyyy!

¡Oh! ¡Qué suerte la mía! Ahora tendré que escucharlo uno y otra vez. Cambio el contenido del mensaje y escribo:

SMS PARA ABRAHAM:
"¿Quién podría olvidar al atractivo batería de un grupo de música metal?"

Mi corazón se acelera, muerdo mi labio inferior nerviosa esperando su respuesta.

SMS DE ABRAHAM:
"¿Atractivo?"

Mi corazón palpita y mis dedos tiemblan, cuando me doy cuenta de mi atrevimiento.

SMS PARA ABRAHAM:

Ángel Mío | Abraham MateoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora