CAPÍTULO 29

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Abro los ojos como platos, echándome hacia atrás en la mesa. Miro a Owen, como si estuviera viendo a un alíen en mi salón.

- ¿Qué? - exclamo.

Carraspea, pasa la mano por su cabello, desvía un momento los ojos y vuelve a mirarme.

- ¿Qué palabras no has comprendido?

- ¡Todas! ¡Lo que me estás diciendo no tiene ningún sentido!... ¡Siempre has sido insoportable conmigo!...

Owen suelta un profundo suspiro, antes de mover hacia mí sus pupilas llenas de tinieblas.

- Abraham me rompería la cara porque sabe que me gustas. Por eso he dejado al descubierto su mentira. Sí, me he comportado como cabrón. - guarda silencio unos segundos. - Cloe me dejó porque estaba enamorada de Abraham. Sí, en esa época lo tenía un poco atravesado.

- Oh, joder, yo soy la venganza, ¿eh?

¡No puedo creerlo! No solo Abraham me ha traicionado, sino que este idiota de Owen lo ha estropeado todo para vengarse de Cloe... ¡¿Cloe?!

- No, pero bueno, deja de interrumpirme... Abraham cree que lo he estropeado todo entre vosotros a causa de Cloe, porque en esa época, yo me lo había tomado muy mal.

- ¿Y no es eso? - cuestiono arqueando una ceja. - ¿No lo has hecho para vengarte?

- No, aunque he actuado voluntariamente y sin ningún  escrúpulo... Lo que quería era que, creando problemas entre vosotros, tú eligieras.

- ¿Elegir qué, por Dios? - suelto un suspiro lleno de frustración.

- Entre él y yo.

¡No me lo puedo creer! Esto es insólito, demasiado raro, demasiado... ¡Todo!

- Pero, ¿Me tomas el pelo? Te comportas como un idiota conmigo cada vez que nos vemos...

- Ya... - suelta un suspiro y mira hacia un lado. Se acomoda en el sofá, con el brazo en el respaldo.

No parece excesivamente afectado, mientras que yo estoy a puntito de beber un copa de ginebra para digerir toda esta información.

Suelta un nuevo suspiro y añade, para dejarlo bien claro:

- Suelo comportarme como un idiota con una tía que me guste. Y, como además, tú estabas más o menos con Abraham, eso no me ha ayudado mucho. Me sentía un poco celoso, ¿Entiendes?...

- ¡No, eres demasiado raro para que entienda nada! ¡Esto es una mezcolanza grotesca!

- ¿Por que? ¿No puedes gustarme o yo a ti? - frunce el ceño.

Suelto un gritito de enfado y frustración, que le hace sonreír.

- Escucha, _____, me gustas, gustas a Abraham, somos dos amigos que estamos enamorados de ti. Es idiota, pero a veces ocurre. Abraham y yo nos conocemos, desde hace mucho tiempo. Pasamos los follones juntos, la mayor parte del tiempo, pero ahora se ha equivocado. Solo mira para ti.

Intento mantenerme concentrada. No quiero cogerme a una esperanza ridícula. Abraham me ha mentido, eso es un hecho. Ya no sé quién es en realidad. ¡Los dos está jugando conmigo!

- Sé que he metido la pata al hacerte ver la realidad. Tiene motivos para estar enfadado conmigo, igual que tú. No sé qué me ha pasado... Bueno, sí... - una arruga cruza su frente. Desvía la mirada hacia la ventana entreabierta. Se oyen los pitidos de algunos coches.

Las luces de neón dan un poco de luz a mi apartamento, además de la lamparita que está encendida junto al sofá.

- Cuando te vi en sus brazos, enloquecí. Supongo que algo así habrás sentido tú cuando Cloe te hizo creer aquellas tonterías. Así que... no soy un santo, pero soy así.

Ángel Mío | Abraham MateoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora