CAPÍTULO 24

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Maratón 4/5

Hay mañanas en las que, cuando la luz aparece a través de los estores, nos damos cuenta de que ya estaba ahí, al lado de uno. Y hoy, es así. Me doy la vuelta de lado y veo el bonito rostro de Abraham dormido. Su brazo está sobre mi cadera y su cuerpo está acurrucado contra el mío.

Su cabello despeinado, que le cae un poco por toda la cara, le aporta un aire aún más sexy. Con la punta de los dedos, aparto un mechón de cabello que le cae sobre la nariz. Se estremece y luego abre un ojo adormilado.

Una sonrisa estira delicadamente sus labios carnosos. Su mano cálida envuelve la curva de mi cadera.

- Buenos días, cariño.

- Hola, guapo. - sonrío.

- ¿Has dormido bien? - acaricia mi mandíbula con la yema de sus dedos mientras mira mis ojos con atención.

- He dormido como una roca, normal, salgo con un guapo surfista...

Abraham se ríe, dejando que su boca trace una línea de besos a lo largo de mi hombro. Su cuerpo de granito se amolda a lo largo del mío, y su torso se apoya contra mi pecho. Paso una pierna por encima de su cadera y sus labios se apoderan de los míos.

- No he oído el despertador... ¡Mierda, el trabajo!... - me levanto como alma que lleva el diablo por el pánico. Abraham me coge del brazo y me hace caer sobre él.

- ¡Es domingo, cariño! ¡Tranquila! No trabajas el domingo, a menos que Harper os trate como esclavos. - suelta una risita y me acaricia tiernamente mi brazo.

Soplo como idiota y me dejo caer a su lado, soltando un suspiro de placer. Me acurruco entonces contra él y le sorprendo olfateando mi cabello.

- ¿No huelo bien? - sonrío, trato de separarme pero el me lo impide atrayéndome de nuevo hacia él.

- Al contrario, hueles divinamente bien.... Te estoy grabando en mi memoria olfativa para recordarte más tarde. - sonríe mientras acaricia mi espalda lentamente con la yema de sus dedos.

Me vuelvo hacia él y acerco mi nariz a su cuello. Se ríe al notarme recorrer su piel tierna y bronceada. Me dejo llevar por mi impulso, y mis labios lo rozan, y luego mi lengua. Me aparta suavemente y clava sus ojos excitados en los míos.

- Cariño, si sigues así, no sé si podrás salir de esta cama en todo el día...

- ¡Qué tragedia sería! - respondo con un tono burlón, me mira con picardía y sin esperar más lo beso.

...

Dos horas más tarde, estoy atravesada en la cama con la cabeza sobre el vientre de Abraham. Mira el techo, con una sonrisa de felicidad en su rostro divertido.

- ¡Eres imposible!

- ¿No te gusta? - sonríe, noto en sus mejillas un pequeño color rojizo que le da un toque encantador.

- ¿Sentirme deseada? ¿A qué mujer no le gustaría? - suelto una risita y acaricio su mano que se encuentra sobre mi abdomen la cual dibuja garabatos sin sentido con la yema de sus dedos.

- Si conocieras hasta dónde puedo llegar, cariño...

Volteo a mirarlo, él no me mira, solo sonríe mientras mira el techo fijamente.

- ¿Quieres decir que aún no me lo has mostrado?

- ¡Solo hemos tratado superficialmente el tema!

Me pongo como un tomate, y eso que ha visto todas las partes de mi cuerpo que normalmente oculto.

- Me encanta cuando te sonrojas, tiene gracia, viendo la situación... - baja la mirada hacia mí, me sonríe.

Ángel Mío | Abraham MateoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora