CAPÍTULO 25

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Maratón 5/5

Abraham me ha invitado a ir a un concierto, el sábado próximo, pero paso una larga semana de trabajo sin verlo. Solo algunas llamadas y algunos mensajes pícaros, pero el síndrome de abstinencia es fuerte. Me como las uñas, me falta Abraham claramente.

Estoy de mal humor, Matt lo nota y se burla, como siempre. Intenta neutralizar mi falta de entusiasmo. Matt me arranca algunas sonrisas, con su humor habitual. Pero eso no evita que fantasee sobre todo lo que se refiere a Abraham.

¡En cuanto veo algo que me lo recuerda, recaigo!

Matt no me deja en paz, al verme tan distraída y tan transparente. Decide acompañarme al concierto del sábado para poder burlarse de mí un poco más. No estoy muy de acuerdo pero no intento impedírselo. Matt siempre es una buena distracción, aunque por fin voy a encontrar mi distracción preferida.

El sábado por la noche, me pongo para la ocasión ropa sexy. Quiero gustarle, quiero que cuando suba al escenario, solo me mire a mí. Estoy impaciente por verlo, tocarlo, sentir sus labios en los míos...

No puedo estar más tiempo lejos de él. Me gustaría subir a un taxi impulsado por metanfetaminas para llevarme más rápido junto a él.  Esta noche es especial, realmente: ¡Voy a ver a mi novio actuar en el escenario!

Cuando llego al bar en el que toca el grupo, en pleno corazón de Manhattan, Matt ya está ahí, tomando una copa. Me dirijo hacia él, sorprendo su mirada en mis piernas, lo que me acaba de convencer de que he elegido bien mi vestuario.

Cuando me paro a su lado, me silba con cara de idiota.

- ¡Wow! ¡Qué buena estás, _____! Sé yo de uno que estará contento. Has sacado tus armas esta noche, ¿Eh?

- ¿Es demasiado? - muerdo mi labio inferior un tanto preocupada.

- ¿Demasiado? Eso depende de lo que quieras conseguir esta noche. Si es abstinencia, no creo que lo logres. - sonríe arqueando una ceja burlón.

Le lanzo mi más bonita sonrisa, satisfecha del efecto que ha obtenido, y luego, mis ojos se posan de pronto sobre una mano. Esta mano está en el borde de la barra contra la que me apoyo, esta mano está unida a un brazo de piel bronceada, marcada con un tatuaje negro. Reconozco este tatuaje, porque he seguido el contorno con mi lengua, el fin de semana pasado. 

Me vuelvo y me encuentro frente a los ojos más bonitos del mundo. En sus labios, aparece una sonrisa insolente, casi arrogante. Levanta una ceja mirándome de arriba abajo y dice sin más:

- Creo que voy a terminar rápidamente este concierto. Tú y yo tenemos muchas cosas que hacer...

Esbozo una sonrisa, bajo su mirada cada vez más caliente. Me pongo de puntillas y, sin la mínima duda, pego mis labios a los suyos. Me siento invadida por el deseo, su lengua se desliza en mi boca y me roba un largo beso.

- ¡Oye, que estáis rodeados de gente! ¡Coged una habitación de hotel para eso! - exclama Matt con una sonrisa burlona entre los labios.

Le doy una patada en la tibia a Matt, suelta un gruñido, mientras que Abraham sonríe contra mis labios. Abraham desliza un brazo sobre mis hombros, y luego, echa una mirada socarrona a Matt y le suelta:

- ¡Estás celoso porque me he llevado a la chica más bonita!

- Y la más insoportable también. ¡Trabajo con ella! - responde Matt, me mira con una sonrisa socarrona.

 ¡Noto que no le ha llevado la contraria!

Le saco la lengua descaradamente, lo que provoca una carcajada en Matt.

Ángel Mío | Abraham MateoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora