CAPÍTULO 17

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Al llevar al parking del Starlite, una mano se desliza bajo mi brazo para retenerme. Apenas tengo tiempo para calmar mis penas caóticos con el aire fresco porque mi espalda choca con un torso musculoso.

Su mano, cálida, delicada, se posa alrededor de mi garganta. Se me corta la respiración en la tráquea, su aliento roza mi mejilla, siento su corazón latir contra mi espalda, rápido, como si le angustiaba la idea de que yo me escapara.

- Escúchame, cariño, por favor... - murmura cerca de mi oído.

- No, si es para rechazarme, como si no hubiera pasado nada, puedes ahorrarte la pena, no me interesa. - trago duro.

- Solo dos minutos, no te pido más que eso. - su mejilla se pega a la mía, mientras que con su otro brazo me atrae hacia él y me aprieta fuerte.

Debería escaparme pero no puedo, me vuelvo y lo miro. Hace semanas que sueño con estar así.

¿Por qué tiene que ser en estas circunstancias?

- No quería comportarme como un imbécil contigo, te lo aseguro _____, no estaba previsto que me encariñara tanto contigo.

- Me besaste, y luego te comportaste como si quieras deshacer de mí, sin ningún motivo válido.

- Lo sé, es complicado... - su mirada se entristece.

- Ya lo he entendido, tu vida es complicada, pero lo menos que puedes hacer es decirme por qué. Te comportas conmigo de forma incoherente, y después, te quejas de que yo no lo entienda y que no quiera hablar contigo... ¡Me humillaste delante de tu amigo, sin nunca consideración!

- Te aseguro que no es lo que yo quería, me gustas mucho, ______, demasiado, y eso no es bueno, créeme. - suelta un suspiró.

En la misma frase, Abraham me hace un cumplido y me humilla, no lo tengo nada claro.

¿Cómo puedo interpretar esta frase? ¿Quiere estar conmigo o no? ¡Todo eso no quiere decir nada!

- ¿Por qué, Abraham? ¿Tienes novia? ¿Estás casado?

De pronto, tengo miedo de que sea esa la razón por la que me ha rechazado. ¿Por qué no lo habré pensado antes?

Sus labios rozan mi mejilla con ternura, provocando en mi cuerpo un rosario de escalofríos.

- No, cariño, no estoy casado. Cuanto te besé... Joder, me moría de ganas desde hacía varios días, me habría gustado besarte cuando estábamos surfeando, incluso la primera noche, cuando fui a tu apartamento...

- Entonces, ¿Dónde está el problema? No lo entiendo. ¿A qué juegas? - arqueo una ceja.

- Tengo miedo de arrastrarte a una vida que no está hecha para ti.. - murmura y suelta un suspiró.

- Te agradezco que te preocupes por mi, pero no tienes por qué hacerlo, Abraham... - murmuró.

- Sabiendo de qué se trata, cariño, si que tengo por qué, cariño... - lo interrumpo.

- Pues entonces, ¿Me dices de qué se trata? ¿Es por tus fans? ¿Tienes miedo de que no aguante tu éxito? ¿Tienes miedo de engañarme con otra? ¿Tienes miedo de que Cloe intente matarme?

Suelta una risa sin alegría. Su mano, mi garganta, sube a lo largo de mi mandíbula y se ajusta a ella. Luego su pulgar roza mi boca con delicadeza.

- Sigo teniendo ganas de besarte, nena, ese deseo me devora por dentro.

Frunzo el ceño.

- No cambies de  tema. ¡No me tomes por idiota!

Me da un beso en la sien y me obliga a darme la vuelta, frente a él. De inmediato, su mano envuelve a mi nuca, como si temiera que me escapara.

Ángel Mío | Abraham MateoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora