CAPÍTULO 43

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Abraham frunce el ceño y analiza mi mirada. Sus manos, rodeando mis mejillas, me acercan a su rostro.

- Vale, es entre ella y tu, pero lo que te afecta a ti, me afecta a mi también. Entonces, ¿Qué ha pasado? Acabáis de tiraros los trastos a la cabeza Cloe y tú. Creo que tengo derecho a saber por qué.

No puedo resistirme a sus profundos ojos cafés que me están mirando. Sabe perfectamente utilizar su encanto. No tengo ninguna oportunidad de escapar de él.

- No es tan importante, te lo aseguro.

- Cariño, has recibido un puñetazo en la cara y os estabais peleando. Dímelo, si no, no podré hacer nada por ayudarte... - pasa con lentitud un mechón de mi cabello detrás de mi oreja sin dejar de mirar mis ojos.

- No puede hacer nada, de todas formas. Es solo que...

- ¿Qué?

 - Estoy enamorada de ti, o más bien... estas enamorado de mí.

Abre los ojos sin comprender, y luego asiente con la cabeza, con los ojos brillantes de comprensión. Su frente se acerca a la mía y me roza. 

- ¡Si, eso esta claro!... Y ¿Cloe te ha faltado al respeto?

- Supongo que se puede decir eso. Esta enamorada de ti, no me perdona que estés conmigo. Entonces, se ha vengado.

- Lo siento, cariño. ¿Estás bien?

- Me duelen las costillas. - sonrío un poco.

Aprieta los labios, ocultando una pequeña sonrisa de lado. Entorno los ojos para intentar comprender su mirada.

- ¿Me equivoco o estás contento?

Su sonrisa se hace más amplia, mientras que levanta literalmente mi camiseta sobre mi pecho para ver mis costillas. Sus dedos pasan a lo largo de mi costado y me arrancan un gemido patético. Su sonrisa se vuelve resplandeciente, inspecciona mi estómago y toca ligeramente mis costillas doloridas. Siento un dolor extenderse a lo largo de mi pecho y aprieto los dientes. 

- Al caer sobre ella, me dio con el codo en las costillas.

Ahora, Abraham no puede contenerse y explota en carcajadas. Inmediatamente, me echo hacia atrás. Mi camiseta cae de nuevo sobre mi vientre y cruzo los brazos sobre mi pecho.

- Pero, ¡¿De verdad te parece gracioso?! - frunzo el ceño.

Abraham sigue riéndose, y se pasa la mano por el cabello. No puedo evitar encontrarlo sexy.

¡Por favor, deja de estar tan bueno! ¡Es horrible cuando quiero enfadarme contigo!

- Lo siento, cariño, pero... - se interrumpe y se apoya contra el lavabo, riéndose más y mejor. Le doy un golpe en las costillas. - Es la primera vez que una mujer se pelea por mí. Tu, te peleas para defender tu territorio.

Me quedo inmóvil, abro los ojos como platos, y él va recuperando su seriedad. Su lengua pasa sobre sus labios, con una repentina expresión de depredador. Se acerca un paso, y yo reculo otro. Sus brazos me cogen de pronto por la cintura y me atraen contra él.

- ¡¡Te has peleado por mí, cariño!!

- Sí, bueno, tampoco es para tanto...

- ¡Oh, sí, claro que sí es para tanto! Has sacado tus uñas para mostrarle a Cloe que yo soy tuyo. Me gustaría descorchar una botella de champán, porque no te imaginas el efecto que provoca en mí... ¡Nunca nadie se había peleado así por mí!

Siento entonces un impulso de amor subir por mi pecho. Abraham lo aumenta aún  más al añadir:

- Cariño, te quiero, ya soy todo tuyo y más aún. Cloe no tiene ninguna oportunidad de vencerte. No tiene nada que hacer. ¿No lo ves?

Ángel Mío | Abraham MateoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora