°°La Manada°° [Kookmin] [Namjin] [Vhope]

Cap: 17 Que estuviera conmigo. (Sin corregir)

Advertencia! En este capítulo habrá contenido explícito y sexoso, por lo que, si no estás de acuerdo o no te gusta este tipo de lectura, te invito a retirarte para evitar mal entendidos o problemas, y esperes hasta la siguiente actualización.

Si no, entonces que tengas una buena lectura...

— K-kookie... - llamó girando su cabeza y volteando a mirarme, dejándome ver su rostro sonrojado y sudoroso, así como las pequeñas lágrimas que cristalizan sus ojos, los cuales mantenía levemente cerrados, al igual que su boca, de la cual podía observar una pequeña hilera de saliva que los hacía ver humectados y brillantes. - Ah! - alzó la voz y se encogió apretando sus piernas y cerrándolas por fin, apresando su mano que aún continuaba moviéndose en su trasero.

Toda esta escena resultaba evidentemente sorprendente para mí. Ver a Jimin ahí, en mi cama y restregándose contra las sábanas, ingresando sus dedos dentro de él y hacer sonidos raros y que nunca me había imaginado que escucharía de su parte.

Por lo que, bastante abrumado y sorprendido, logré reaccionar cuando nuevamente me llamaba con aquel apodo que acababa de inventar para mí, sonando desesperado y hasta suplicante. Era como si me incitara a acercarme. Pero contrario a eso, lo que me hizo fue reaccionar y moverme, ya que me había mantenido estático desde que entré en aquella habitación, apresurándome y dando media vuelta, cerrando a mis espaldas la puerta que seguramente no podría abrir en un tiempo considerable.

POV Jimin:

— Ah... - algo se había sentido raro una vez que introduje mi mano en mi ropa interior, era como si estuviera demasiado sensible.

Mi miembro estaba levemente hinchado, podía sentirlo palpitar y soltar sin explicación el líquido preseminal que quedaba atrapado en la tela, manchándola y volviendo todo bastante pegajoso. Pero aún con la incomodidad que pude percibir, también estaba la insistencia que me obligó a mover mi mano, solo eran pequeñas caricias que daba en toda la extensión, sintiendo mi prepucio bajar, dejando al descubierto mi glande, el cual ahora parecía bastante brillante debido a la humedad.

Me removí, tenía calor y poco a poco mi ropa parecía sofocarme, por lo que preferí, estando ya un poco fuera de mí, quitar mi playera y pantalones, dejando al descubierto mi piel erizada y sudada. Definitivamente era un embrollo, hacía unos momentos solo pensaba en tomar una ducha lo antes posible, pero desafortunadamente ahora lo único que quería era tocarme en cualquier parte que mi cuerpo me indicara que se sentía bien. Porque sí, aunque igual era doloroso, masturbarme en este instante resultaba gratamente placentero, no podía fallar todos los jadeos que salían de mí. Era demasiado vergonzoso que algo como esto me estuviera ocurriendo a esta edad. Acababa de cumplir los dieciocho, ya no debía de ser tan hormonal como para estar comiendo demasiado fuerte por solo tallar mi miembro de arriba a abajo con una sola mano.

Incluso podría decirse que mi tacto era inexperto, y, por Dios, está no era la primera vez que lo hacía,  podía jurar que si continuaba me correría, y, a decir verdad, no haría nada para evitarlo. Al contrario, pensando únicamente en satisfacerme y desahogarme, intensifiqué mis movimientos, resultando hasta un poco doloroso cada doce y jalón que daba mi mano. Aunque para mí sorpresa eso también ayudó a que una increíble sensación de placer me inundara, abriendo demasiado los ojos e incluso gritando, al mismo tiempo que me encogía en mi lugar, cerrando mis piernas y apretando mi pene con la mano, esperando que mi esperma saliera de una vez.

Pero nada ocurrió, después de varios temblores, gemidos y jadeos, bajé mi vista, esperando encontrar mi mano manchada y seguramente con las cobijas pegajosas debido a mi escencia. A pesar de que, realmente, no encontré ninguno de esos rastros que delataran mi orgasmo reciente.