°°La Manada°° [Kookmin] [Namjin] [Vhope]

Cap: 23 Qué somos? (Sin corregir)

POV Jungkook:

— Maldición! - oí el quejido de Jimin junto con el sonido de sus pies cayendo nuevamente al piso.

Desde hacía rato él había estado luchando por alcanzar una de las gavetas de la cocina para tomar la comida que yacía ahí dentro. Saltaba y saltaba pero no lograba llegar, soltando maldiciones cada vez que caía sin sus preciados alimentos en las manos. Resultaba gracioso y hasta tierno de ver, ya que, su obstinación y orgullo le impedía pedir ayuda a cualquiera de nosotros que nos encontrábamos en la sala. Por lo que, suspirando ante su necedad, me levanté del sofá y caminé hacia él.

— Quieres ayuda? - pregunté sin esperar respuesta, estirando mi brazo y pasándolo a un lado suyo.

— Pastel de arroz... - habló señalando con sus ojos fijados en el paquete de pasteles de arroz que se encontraba cerca de mis manos. Sus pupilas parecían brillar de lo tanto que se le antojaba devorar aquellos aperitivos, que, por un momento, olvidé la razón por la que me encontraba tan cerca suyo, desviando mi mirada de sus orbes, hacia el paquete de golosinas.

— Aquí están. - dije agarrándolos y mirando cómo su expresión se volvía más brillante y animada, como si fuera un niño pequeño que espera su postre con ansias. Algo en mi pecho se estaba sintiendo raro. Y, aunque esa sensación ya no me resultaba tan extraña como al principio, no dejaba de sacarme de mi zona de confort, poniéndome nervioso y dejándome sin ideas de cómo actuar ante está situación.

— Dámelos. - pidió al ver que mi brazo no descendía de altura. Y, es que, por la misma inseguridad que me causaba su sola cercanía, era que me veía orillado a actuar de esta forma, porque no sabía de qué otra manera llamar un poco su atención ni mantener más cercanía con él, sin ser descubierto. - Jungkook. - llamó seriamente, tragando saliva y observando cómo movía mi mano arriba. - Tengo hambre. - informó alzando su brazo para alcanzar el paquete.

— Oh, Jimin-si... Dónde estarás? - pregunté burlonamente, entrecerrando los ojos y  fingiendo buscarlo a mi alrededor. - No te veo. - canturreé girando una y otra vez, sintiendo cómo su cuerpo se movía de un lado a otro, siguiéndome.

— Oh, vamos. Otra vez? - interrogó al darse cuenta que estaba gastándole la broma dónde, debido a su baja estatura, hacía como si no estuviera. - Jeon! - gritó brincando y tratando de tomar el paquete. - Dame mis Mochis. - exigió, pero yo continué, disfrutando del cálido sentimiento que se guardaba en mi pecho cada vez que veía nuestra clara diferencia de tamaños.

Y, no me malentiendan, todo esto no se daba debido a un impulso por hacerlo sentir mal ni incómodo, solo era algo que me corroboraba lo grande que me había hecho y lo capaz que podía ser de protegerlo, ahora que mi cuerpo lo rebasaba en masa y altura, teniéndolo bajo mi vista con sus lindas expresiones de frustración. De alguna manera me agradaba darme cuenta de que, como tanto había deseado, me desarrollé de la mejor forma, cumpliendo con mi idea de protección y, dejando que mi imaginación vuele al ser conciente de lo grande que resultaba mi mano en comparación a la suya, así como cada parte de mi cuerpo, los brazos, las piernas, los pies, y no se diga de la cintura. Vaya que esa podría ser una de las grandes diferencias, ya que, desde no sabía cuándo, mi perspectiva de él había cambiado, obligándome, inconscientemente a fijarme en aquella curva que se creaba en su espalda baja, terminando por aquel par de glúteos que siempre sobresalían en su ropa, destacando y dejándome bastante sonrojado cuando, por fin, lograba reaccionar y despegar mis ojos de ahí.

— Dónde estás? - continué.

— Aquí estoy... - agravó y alargó su voz, mientras que, de manera imprevista, se acercó a mí, sosteniendo mi mirada y pegándose contra mi pecho, dejándonos tan cerca que, incluso, era capaz de sentir su aliento contra mi.