Harriett
—¿Sabes que tan insoportable es un niño deshidratado a las cuatro de la tarde?
—Quisiera averiguarlo por mi cuenta.
Lleva una enorme pirámide de jugos de cartón en el carrito del supermercado y continúa metiendo más.
Cuando Lara me pidió acompañarla de compras creí que sería divertido, me vestí de prisa, me cepillé levemente el cabello y vine con la expectativa de comprar un disfraz para la fiesta del sábado, incluso me emocioné cuando vi que Olivia Howard nos recogió en su coche, pero me trajeron al supermercado a hacer compras de víveres que no necesito y no puedo comprar.
Llevo unos jeans claros deslavados, una camiseta de tirantes blanca, zapatos ballerina negros y un cárdigan tannengrün largo del mismo tono negro que mi bolsa, todo eso comprado en un bazar por menos de diez dólares cada uno, ser amante de la moda no tiene que ser necesariamente caro, aunque para Lara, toda mi ropa es horrenda.
—¿Crees que a los niños les gusten las galletas dietéticas?
—Diablos, no —arrugo la nariz.
—¿Dónde están las galletas?
Estamos en el pasillo de jugos, leches, etc., Olivia se fue por su lado y yo me tuve que quedar con Lara, que busca alimentos para llevar a su grupo de niños a una exposición del día de muertos mexicano en el museo de arte moderno, quiere que se diviertan y que no la molesten, así que intenta llevar todo lo necesario.
—Al otro lado —señalo.
—Vaya, eres más estadounidense que yo.
—Lo sé —me encojo de hombros—, ya sirvo té en bolsitas.
—Hablando de té en bolsitas, ¿te habló tu hermano?
—No lo sé —me rio—, mi celular sufrió una desafortunada muerte.
—Cierto —sonríe—, y es extraño porque Caitlyn no puede encontrar la orina que iba a llevar a analizar, ni su saco.
—Uno está en la lavandería y el otro esparcido por el coche.
—Ese hermano tuyo —cambia de tema y entrecierra los ojos para leer etiquetas de productos—, está buenísimo.
—¡Lara!
—Amo cuando dices mi nombre —se muerde el labio inferior—, ¿tu hermano lo diría así?
—Oh por dios —pongo los ojos en blanco.
—Lora —me imita y hace un sonido de placer—, oh, Lora, apaga la maldita tetera —resalta la letra t—. Dios, me quiero ligar a un europeo.
—Mi familia no está a tu alcance.
—Vamos —se ríe—. ¿Tu padre es feliz en su matrimonio? —abre los ojos con emoción—. Lora, deja de tirarte a mi padre.
—¡Lara!
—Bien, bien —levanta las manos—. Déjame salir con tu hermano y cierro la boca.
—Tiene veintitrés años.
—¿Y qué? —arruga la frente— Solo son dos años, ¿soy anciana para él?
—Tienes mi edad —la señalo—, sería como salir con su hermana y —observo las cajas de jugos que hay hasta arriba—... está comprometido.
—Entonces hazle una cita con Cat —continúa fastidiando—, está desesperada.
—Comprometido —repito—, se va a casar.
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Cuando Un Infinito Termina (corrigiendo)
RomanceAbby lo quería, de eso estaba seguro, pero hacía muchos años que había dejado de sentir la chispa que ahora sentía por otro y eso lo asustaba, cada vez que despertaba estaba aterrado, siempre aterrado de que alguien más tomara su lugar. Jack estaba...