30. Problemas

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—Okey, tranquilízate —camino rápidamente por los pasillos del edificio esquivando a todos los que me pasan por enfrente—. Respira conmigo.

¡No puedo! Estoy sola y voy a tener un bebé —chilla.

Okey, quizá deba explicarme un poco antes de continuar con esto, primero, Mónica duró mucho tiempo sin hablarme, nos vimos una vez en una fiesta de Olivia, pero me ignoró por completo, después, Ross me mostró sus ultrasonidos a pesar de que le repetí miles de veces que no quería verlos y ahora, Mónica ha entrado en trabajo de parto estando sola en su casa, ya está en el hospital, pero la primera persona a la que llamó fue a mí, una prueba más de que nuestra pelea quedó muy en el pasado.

—Se supone que tienes dos padres.

—¡Lo sé! —solloza.

—Mónica, llegaré en unos minutos, ¿de acuerdo?

—No conduzcas en exceso de velocidad —se queda callada un momento—. Olvídalo, conduces como abuelita.

—¿Qué no estas en trabajo de parto?

Escucho su espantoso grito al otro lado de la llamada antes de entrar al coche y colgar.

Tendré muy anotado este día por siempre, seis de marzo, el día en que Mónica, la persona más inestable del mundo, sacó a otra persona de ella, día que tuvo que pasar en completa soledad por un estúpido pleito.

Cuando llego al hospital, Olivia, Harriett y Natalie están ahí, las tres sentadas en la sala de espera.

—¿Qué ocurre?

Olivia ha estado molesta conmigo desde el miércoles, no me habla ni me mira.

—Ya entraron los dos papás —se levanta—, pero que bueno que llegaste, tengo que ir a grabar.

Olivia y su hermana se van, dejándome solo con Harriett, quien parece no tener idea de lo que hace aquí, está moviendo su pierna de arriba a abajo, se muerde la piel de los dedos y me mira con un poco de molestia.

—¿Estás bien? —me siento a su lado.

—Los partos me asustan —suspira—. No sé qué hago aquí, estaba comiendo con Olivia y Natalie.

—Es como si el destino quisiera que estuvieras conmigo —me río.

—Cierra la boca —se ríe, pero no deja de verse nerviosa—. ¿Quieres ir a la cafetería a comer algo?

Harriett no ha conseguido empleo desde que renunció en el Hardy Rock, así que ha estado sobreviviendo de las ganancias de la obra que Thimotee dirige, sé que gana más de lo que ganaba en el restaurante porque la obra fue todo un éxito y ha tenido funciones en todos los teatros de la ciudad, pero eso no durará por siempre y necesita encontrar otra cosa antes del 25 de marzo, cuando finalizan las funciones.

—Por favor.

En la cafetería, ella elige la mesa cerca de la ventana porque detesta sentirse encerrada en un hospital.

—¿Puedes creer que Mónica va a parir? —me sonríe—. ¿Cuánto tiempo llevaban sin hablarse?

—Mmmm —arrugo la frente—. Cuatro meses.

—¿No te sentías extraño?

—A veces —asiento—. Como el catorce de febrero.

Olivia estaba de viaje el catorce de febrero y el novio de Harriett trabajó, así que fuimos a una fiesta anti-San Valentín en la que nos encontramos con Mónica luciendo su enorme barriga, ella solo me miró y continuó divirtiéndose como si yo no existiera.

Cuando Un Infinito Termina (corrigiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora