Limpiar la gran mancha en la mesa es lo más difícil que ha tenido que hacer este año, ni siquiera sabía que era, parecía una mezcla del café colombiano de Harriett con la papilla de guayaba de James.
La señora Fisher estaba de vacaciones, así que era turno de Jack limpiar la cocina mientras Harriett se arreglaba para su último día en el trabajo antes del permiso de maternidad, entonces estaría en casa ocho meses quejándose de la incompetencia de Jack para hacer labores domésticas, como lo había hecho los últimos siete meses de embarazo, pero eso no le importaba demasiado a Jack, estaba contento de tenerla en casa.
—Me voy —ella sale del pasillo poniéndose los aretes que él le regaló.
—Hice tu café.
—Gracias, cariño —lo toma de la mesa—. ¿Llevarás a James al trabajo contigo?
—Claro, nos divertiremos.
—Bien —sonríe.
Harriett avanza hacia Jack para darle un beso, pero siempre se interponen las mismas personas, James en el canguro y Hannah en la panza de su esposa, entonces les toca hacer su mayor esfuerzo estirándose para poder darse un solo beso.
—Te amo —susurra él, después de lograrlo.
—Te amo.
—Nos vemos, señora Willbourn.
—Nos vemos, señor Willbourn.
Ella sale de la casa y Jack se queda mirándola por la ventana hasta que se sube a la camioneta y arranca, deseando que ya sea el momento de que vuelva. Se sienta un momento en una de las sillas de la isla de la cocina y piensa en lo que era su vida hace cuatro años, en lo que fue su infancia, en lo mucho que deseó este momento, piensa y piensa hasta que llega la hora de irse y se da cuenta de que los pensamientos han desaparecido, el estrés, la ansiedad, las noches sin dormir, se da cuenta de que por fin tiene todo lo que quiere, entonces todos los malos ratos, las noches de creer que iba a morir, la sanación por la que tuvo que pasar, los lugares a los que lo llevaron a la fuerza, las personas que conoció, todo valió la pena, eran cosas que tenía que pasar para llegar a ella.
—Jack.
Harriett vuelve a entrar a la casa.
—¿Qué ocurre?
—Olvidé algo.
—Siempre te digo que...
Ella avanza hasta llegar frente a él y como puede, lo besa de nuevo, esta vez aún más largo, más pasional, un beso de los que no se han dado en mucho tiempo, uno como el primero.
—Quizá son las hormonas, pero no sabes cuánto te extraño.
—Son las hormonas —ríe—. ¿Te llevo al trabajo?
Harriett asiente sin quitar su preciosa sonrisa y ambos salen juntos de la casa.
Ella toma su mano todo el camino y cuando llegan al teatro le dedica una última sonrisa antes de entrar. Jack se queda un rato mirando las puertas del teatro hasta que es hora de volver a arrancar y continuar.
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Cuando Un Infinito Termina (corrigiendo)
RomanceAbby lo quería, de eso estaba seguro, pero hacía muchos años que había dejado de sentir la chispa que ahora sentía por otro y eso lo asustaba, cada vez que despertaba estaba aterrado, siempre aterrado de que alguien más tomara su lugar. Jack estaba...