3 de septiembre
Harriett
La música retumba mis oídos y no me deja escuchar con claridad las voces que gritan a mi alrededor, está Lara hablando sobre la guitarra que le regaló Allen, o sobre la pizarra que le arruinó Alan, es difícil entenderlo cuando veo a Caitlyn bailando con las caderas desprendidas hacia todos los hombres que se acercan a ella y a Natalie en la barra de bebidas charlando con Tony, su nuevo novio, el mismo del que Lara le advirtió cientos de veces.
Fue idea de Tony venir a este lugar con Natalie, pero ella no quería ir sola con un chico que apenas conoce, así que nos arrastró a todas a una casa con olor a marihuana en la que soy la única que no se está divirtiendo.
—Iré a beber algo —me grita Lara en el oído.
Asiento con la cabeza y ella se levanta junto al chico que la ha perseguido toda la fiesta, yo las veo divertirse mientras pienso en las mil formas de salir de aquí sin verme como una pesada, al final me levanto hacia el baño, pero cuando estoy por entrar, otra rubia me empuja para meter a su amiga medio inconsciente.
—Idiota —murmuro.
Dentro, escucho como la chica vomita, ya que no cerró bien la puerta, me doy la vuelta para salir de la casa y tomar un poco de aire fresco, afuera se escuchan leves sonidos de la música de adentro, huele a tabaco, a hierba recién podada y el cielo está lleno de estrellas.
Cierro los ojos con dolor al ver como se ven las constelaciones desde este punto de la ciudad.
Cuando éramos pequeñas, Hannah y yo hacíamos un pequeño juego que consistía en contar las constelaciones que podíamos ver y quien ganara se salvaba de lavar los platos. Uno, cuento mentalmente al ver a Orión, una lágrima ácida sale de mi ojo y la limpio de inmediato cuando llego al dos, Caelum, entonces salen más y más lágrimas conforme identifico las constelaciones, cinco, Andrómeda, seis, Osa menor, ya no puedo continuar contando cuando mis ojos se nublan gracias a las lágrimas que se rehúsan a dejar de salir, la música deja de sonar a mi alrededor al igual que los sonidos de afuera, todo se detiene y me dejo caer en el suelo, llorando.
''Yo lavaría los platos, estoy dispuesta a lavarlos toda mi vida si vuelves, solo vuelve y jamás volverás a lavar los platos''
Recargo la cabeza en la pared y me cubro los brazos, abrazándome a mí misma, para tratar de ahuyentar la ráfaga de aire frio que pasa por mi cuerpo.
Aun con los ojos llorosos, veo que un coche negro se estaciona extrañamente enfrente de la calle, es demasiado lujoso para estos rumbos, elegante y brilloso, demasiado limpio, con cristales totalmente oscuros. Aparto la mirada hacia el cielo de nuevo, las constelaciones me miran echándome la culpa de que Hannah ya no pueda contarlas, me miran recordándome lo que era mi vida y lo que nunca volverá a ser, entonces, antes de que comience a llorar de nuevo, dos chicas salen de la casa, las mismas que me empujaron en el baño, la rubia luce molesta al subir a la pelirroja en la parte trasera del coche que previamente se estacionó al frente y se sube al asiento de adelante, azotando la puerta, el conductor o conductora arranca y desaparece al mismo tiempo que mis lágrimas.
Jackson
—Me alegra que te esté yendo bien —murmuro al teléfono.
—Gracias, cariño —tararea.
—¿Vas a salir con él?
—Si, vamos a cenar.
Con una mano, sostengo el teléfono en mi oído y con la otra hago rayones en una hoja de máquina para tranquilizar mis nervios antes de la gran charla.
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Cuando Un Infinito Termina (corrigiendo)
RomanceAbby lo quería, de eso estaba seguro, pero hacía muchos años que había dejado de sentir la chispa que ahora sentía por otro y eso lo asustaba, cada vez que despertaba estaba aterrado, siempre aterrado de que alguien más tomara su lugar. Jack estaba...