23. Blake y...

16 2 0
                                    

Harriett

Mientras espero el elevador, pienso en todo el dinero que gasté hoy, mi cuenta quedó vacía, debo cien dólares al banco, cincuenta libras a mi hermano desde la navidad del 2018, tres dólares a Caitlyn por el taxi que tomé al centro comercial y no tengo dinero para pagar la renta mañana.

El elevador por fin se abre y entro para distraerme de mi estado bancario con la música de...

—¿Jack?

Salgo del pequeño elevador al ver a dos chicos frente a mi puerta hablando entre ellos, Jack y otro de sus amigos cuyo nombre he olvidado.

—Harriett —casi puedo ver como se le ilumina la mirada.

Corre en dos pasos y me da un abrazo que siento tan cálido junto a todas mis bolsas de compras amontonadas en mis dos brazos.

—Hola.

Entonces escucho lo que los tenía tan embobados con mi puerta, los extraños gemidos que resuenan junto a los golpes de madera contra la pared.

—¡Oh por dios! —me cubro la boca y los miro, asombrada—. ¿Qué hacen escuchando?

—Es una larga historia.

—Creemos que se trata de Blake.

—¿Por qué asumen eso? —arrugo la frente.

Jack no me responde, saca su celular, marca números, se pone el celular en su oído y el ruido de una llamada suena dentro de mi departamento.

—Ah... —abro la boca, asombrada, indignada y ofendida—. ¡Caitlyn!

Saco mis llaves con las manos temblorosas y las meto con nerviosismo hasta que la puerta se abre por fin, dejando ver a la pareja más inesperada del año teniendo sexo en mi sofá.

—¡Oh por Dios! —grita mi amiga.

—¿Lara?

Ella se aleja del chico desnudo y ambos se levantan de prisa, ella se acomoda la falda, él se sube el pantalón, están sudorosos, con rostro de culpabilidad.

—¡Blake Hawckett!

—Jack —se acerca—, antes de que digas algo, ¿puedes levantarte? —señala el suelo, en donde está pisando su camiseta blanca—. Es Prada.

Cuando levanta el pie, Blake levanta su camiseta y la sacude como si fuera un bebé indefenso.

—A eso te referías esta mañana —señalo a mi amiga.

—¿Si estás decepcionada?

—No mucho —murmuro, mirando la parte baja de Blake.

—¡Harriett!

—Lo siento —levanto las manos.

—¿Compraste todo eso? —me señala.

—Si, bueno, soy adicta a las compras —me encojo de hombros—. ¡Y tu al sexo!

—¡No tienes dinero!

—Él tiene novia —señalo al chico, quien está totalmente vestido.

—Lo sé —baja la cabeza.

—Y es asqueroso.

—¡Oye!

—Lo siento, pero lo eres.

Él asiente al igual que Lara y estoy dispuesta a continuar gritando, pero ella se levanta a interrumpirme.

—Harriett —toma mis manos—. Estoy teniendo sexo con él, ¿okey? Solo eso, no estoy enamorada ni me casaré mañana, no es diferente a cualquier chico con el que haya estado.

Cuando Un Infinito Termina (corrigiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora