En la mesa hay té, té de verdad, de hierbas reales, té caliente con una tacita con leche a un lado y galletas en platitos rosados con decoraciones floreadas, casi me siento en un desayuno en casa con mi familia, hasta que Lara sale de su habitación y se sienta frente a mí con su rostro demacrado, ojeras palpitantes y peinado desordenado, así recuerdo que estoy en Las Vegas desayunando después de una noche loquísima en la que, seguramente, nadie recuerda nada, ni siquiera yo.
—¿Pediste servicio al cuarto? —bosteza—. No pagaré por esta asquerosa.... —muerde un pedacito de budín negro— comida británica —mira el círculo y suspira—. ¿Por qué esto es tan delicioso?
—Yo no lo pedí —miro toda la comida en la mesa—, pero si, es delicioso —me río levemente—. Lo usamos para la resaca.
—Entonces —sonríe con malicia— lo pidió tu futuro esposo para ti.
—¿Desde Seattle? —levanto una ceja.
—Blake hace este tipo de cosas —recarga su codo en la mesa para poner la cabeza sobre su mano—, creo que, en el fondo, piensa que lo abandonaré como lo hacen todos.
—¿A qué te refieres? —arrugo la frente.
—Su mamá murió cuando él nació —suspira—, su hermano lo detesta y siempre lo fastidiaba, su hermana se mudó por una decepción amorosa...
—¿Abby?
—Si —resopla—, y me odia —niega con la cabeza y me mira con diversión—. ¿Sabes que casi se casa con Jack?
—Lo sé —sonrío y achico los ojos—. ¿Cuál es tu punto?
—Que es una perra —vuelve a resoplar—, escuché que le dijo al chico bajito que iría de negro a la boda.
—Es un color elegante —me encojo de hombros.
—Porque estaba de luto.
—Oh —no puedo evitar carcajearme—. Deberías comenzar a aprenderte el nombre de los amigos de tu futuro esposo, además, Jack es el más bajito —regreso a mi comida.
—Demien —me señala—, se llama Demien.
—Entonces.... —miro mi plato—. ¿Crees que ella asista a la boda?
—¿Hablas de la hermana de mi prometido? —la miro y ella achica los ojos—. Creo que sí.
—Algunos hermanos no van a la boda de sus hermanos —me encojo de hombros—. Solo digo.
—Tu solo lo dices porque no quieres ir a la de tu hermano —me señala con su tenedor.
—Estábamos hablando de tu boda.
—¿Te sientes intimidada por Abigail? —levanta una ceja—. No es tu estilo.
—No es eso —resoplo.
Jamás me sentiría de esa manera hacia otra mujer, pero algo dentro de mí no desea encontrarme con ella en el mismo lugar jamás, no me siento insegura, pero tampoco contenta de conocerla, no cuando sé que Jack estuvo tan enamorado de ella que se sintió morir cuando se fue y, sobre todo, sé que jamás se sentirá de esa manera conmigo. Si, supongo que es inseguridad.
—Si es eso —murmura cuando permanezco callada demasiado tiempo.
—No creo que Jack quiera casarse conmigo —bajo la mirada.
—Ya basta —se levanta, pero vuelve a sentarse, mareada.
—Debo volver a Seattle —me levanto de la silla—. Tengo una audición.
—Suerte —me guiña un ojo.
Me doy un baño rápido antes de ir al aeropuerto para tomar el primer vuelo a Seattle, es entonces que comienza uno de los viajes más largos y cortos que he tenido en mi vida, es un vuelo de casi tres horas que siento como ocho, gracias a los nervios de volver a casa a ver a Jack, añadiéndole el hecho de no traer ninguna clase de material didáctico como un libro, mi computadora, el teléfono cargado o una pastilla para dormir.
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Cuando Un Infinito Termina (corrigiendo)
RomanceAbby lo quería, de eso estaba seguro, pero hacía muchos años que había dejado de sentir la chispa que ahora sentía por otro y eso lo asustaba, cada vez que despertaba estaba aterrado, siempre aterrado de que alguien más tomara su lugar. Jack estaba...