8 de enero
Abro la mano y la tierra cae sobre la madera causando un escalofrío espantoso en mi espalda, mismo que causa el mar de llanto que había logrado detener hace cinco minutos, me abrazo para detener la corriente de aire que me ataca después de alejarme del hoyo, pero no funciona, el frío me seca el rostro mientras las lágrimas continúan empapándolo, trato de sacar algo de aire para poder respirar, pero el pecho me presiona el corazón, no puedo respirar, no puedo hablar, no puedo continuar parada frente a estas personas.
Me alejo lentamente después de mirar a Haynes soltar su puño de tierra y me quedo parada frente a un árbol, mirándolo extinguirse gracias al invierno, sin los pájaros que le gustaba ver a Hannah. Mis botas se hunden en la nieve, mis manos presionan la bufanda amarilla con fuerza, mis respiraciones se hacen ver con el humo que sale y sonrío al recordarla, sonriente, fingiendo fumar con el humo que salía de su boca cuando hablaba, riéndose de lo ridículamente divertido que era, después vuelvo a llorar al recordarla, inconsciente en la cama del hospital, con el rostro lleno de heridas y la cabeza cubierta con vendas ocultando el cabello que tanto le costó arreglar.
Fue en año nuevo, siempre lo recordaré, era el día más helado de la semana y ella llevaba puestas sus botas de lluvia con tres calcetines por dentro, tenía la bufanda amarilla alrededor del cuello y su nuevo cabello rubio suelto en preciosos rizos que había hecho la noche anterior para ver a Preston Winkle, ella adoraba a ese chico y solo habían salido dos meses, Hannah adoraba lo fugaz.
—De verdad iré yo —le había dicho esa mañana.
—Excusas —me sonrió—. Debes hablar con mamá y papá.
—También con el abuelo —me levanté de la cama—, él cree que sigo viviendo aquí.
Hannah pagó mi boleto de avión con la condición de que hablaría con nuestros padres sobre lo sucedido con Kyle y estaba muy empeñada en que lo cumpliera, así que, cuando mamá me envió a visitar al abuelo por año nuevo, ella decidió hacerlo por mí, aunque lo hubiera hecho el año pasado.
—Te amo, Harrie —acarició mi cabello— y quiero que lo tengas todo, pero...
—Lo sé —suspiré—, debo ser sincera con ellos.
Ella sonrió y yo supe que todo estaría bien, pero no se quedó callada, nunca lo hacía.
—Y debes confrontar a Kyle —me miró con gesto serio—, lo que hizo fue un crimen.
—Okey, paso a paso —sonreí.
—Harriett, el fracaso es la manera de empezar de nuevo, pero más inteligente —me sonrió, confiada en que lo entendería—. Hazlo, comienza de cero y comiénzalo bien, lucha por lo que deseas tener.
La habitación de Hannah era la más grande de la casa, había sido la consentida toda la vida, el orgullo familiar, la gran jugadora de rugby, chef, trilingüe, la hija modelo, cada cosa que hacía resultaba perfecta y ese día me molestó escucharla hablar de esforzarse por lo que uno desea.
—Es sencillo que tú lo digas, Hannah —suspiré, no quería pelear—, pero yo no tengo las cosas regaladas.
—Harriett...
—No —negué con la cabeza—, no puedes hablar de luchar cuando a ti te ha caído todo del cielo, desde que naciste.
Se quedó callada, me miró como si yo fuera la villana. Ahora sé que lo fui, ella estaba siendo amable, me ayudó demasiado y yo solo la traté como la han tratado toda su vida, como una pequeña niña mimada, la alejé cuando ella intentó acercarse y es demasiado tarde para darme cuenta.
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Cuando Un Infinito Termina (corrigiendo)
RomanceAbby lo quería, de eso estaba seguro, pero hacía muchos años que había dejado de sentir la chispa que ahora sentía por otro y eso lo asustaba, cada vez que despertaba estaba aterrado, siempre aterrado de que alguien más tomara su lugar. Jack estaba...