Jackson
Durante el vuelo no pude dejar de pensar en ella, a pesar de los sonidos del bebé llorando, Mónica quejándose, Blake besándose con su prometida, Ross y Demien hablando por videollamada con sus parejas, las turbulencias, música, nada pudo distraerme del tremendo error que cometí al dejar ir a una de las mejores cosas que me ha pasado.
Olivia me dejó, por supuesto, pero no de mala manera, ella siempre es elegante, pacífica y llena de amor y buenos deseos, así que todo fue muy inspirador.
—Ve por ella, Jack —dijo cuando Harriett se fue.
—¿Qué?
—Estuvimos engañándonos mucho tiempo, ¿no crees? —sonrió como si no estuviera rompiendo conmigo.
—Lo sé.
—Volveré a casa —besó mi mejilla—. Espero algún día asistir a su boda.
Salió de mi departamento con la maleta que iba a ser para este viaje y eso me destrozó, aunque no tanto como ver los ojitos de Harriett destruidos, nunca nada me dolerá tanto como eso, tanto como no haber hablado con ella desde el sábado.
—Adoro Nueva York —comenta Ross cuando bajamos del avión—, es el lugar perfecto para vivir una vida de película.
—Vives una vida de película en Seattle —se ríe Demien y mira a mi—. ¿Estás listo para verla?
—Lo estoy —le sonrío.
Abby no viene a recibirnos al aeropuerto porque tiene trabajo, pero llegamos a su departamento, comemos ahí, Mónica decide que quiere un bautizo privado, rápido y sin muchas complicaciones.
—Bueno, dado que el padre de Alex no está aquí...
—Cierra la boca —señala a Ross—, Alex solo necesita a su madre.
—Quien tiene miedo de saber quién es su padre —continúa burlándose.
—Abby nos espera en la iglesia —Demien aparece—. Quiere que nos apuremos porque se está quemando.
Limpio mis palmas llenas de sudor en el pantalón azul de mi traje y me levanto de la silla del comedor para bajar con los demás, todo ha ocurrido tan rápido que apenas me siento en la realidad, es como si mi yo de octubre estuviera soñando y en cualquier momento fuera a despertar, entonces tengo que repetirme que pensarlo no lo hace real para calmarme y lo consigo, de verdad lo consigo, hasta que la veo, parada al lado del sacerdote, escribiendo cosas en su teléfono y luciendo uno de sus clásicos vestidos entallados con esos tacones en punta que tanto ama.
—Abby —susurro cuando estoy frente a ella, casi se me quiebra la voz.
—Jack —levanta la mirada hacia mí y me abraza.
Cierro los ojos al sentir su aroma de nuevo, pero esta vez se siente diferente.
—Ha pasado mucho tiempo —se separa de mí.
—Algunos meses —suspiro con felicidad, he dejado de contar.
—¿Cómo estás?
—Estoy muy bien —asiento con la cabeza—. ¿Y tú?
—No muy bien —suspira—, pero lo estaré.
Harriett, eso también me hace recordarla.
—Vamos a bautizar a este niño —le guiño un ojo.
Y como Mónica prometió, todo ocurre tan rápido que, en menos de veinte minutos, Abby y yo somo padrinos oficiales de Alexander Owenson, apellido completo pendiente de confirmar.
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Cuando Un Infinito Termina (corrigiendo)
RomanceAbby lo quería, de eso estaba seguro, pero hacía muchos años que había dejado de sentir la chispa que ahora sentía por otro y eso lo asustaba, cada vez que despertaba estaba aterrado, siempre aterrado de que alguien más tomara su lugar. Jack estaba...