Decido que lo más prudente es ir por Betty y la enfermera, pues no creo que verme primero sea bueno para él. Sin embargo, me detiene al tomar mi muñeca.
—Espere... ¿Qué...? ¿Dónde...? ¿Qué pasó?... —balbucea.
—Tuviste un accidente... Estuviste varios días en coma.
—¿Qué? —agranda los ojos, y levanta la cabeza—. ¿Coma? Mis hijos. ¡Max! ¡¿Dónde está Max?! —su ritmo cardiaco aumenta, y trata de incorporarse, pero sujeto sus hombros.
—¡Está bien! Henry, los tres están a salvo. Max no sufrió ningún rasguño, a diferencia de ti... Betty se ha hecho cargo de ellos.
Él suspira, y deja caer su cabeza sobre la almohada; después me observa de pies a cabeza.
—¿Usted ha... estado aquí todo este tiempo?
—Alguien debía hacerlo...
Deja escapar una pequeña risa, y sonríe.
—Le queda mejor la barba que a mí.
Sonrío también, y Betty y la enfermera al fin aparecen; ésta última comienza a monitorearlo. Al salir de la habitación, lo primero que hago es llamar a Joey. Media hora más tarde, se encuentra aquí para ver a su padre.
De un momento a otro, me siento ajeno a la situación, y considero que lo más prudente es dejar todo en manos de sus seres cercanos. Pero Joey me pide quedarme hasta que sea dado de alta, pues tienen planeado hacerle una pequeña fiesta de bienvenida.
—¿No es mejor que se lo pidas a Betty? —pregunto—. Creo que si ahora me quedo a solas con él, sería bastante incómodo. Quizá hasta dañino para su salud.
—Ya le conté todo... hace unos momentos...
Frunzo el ceño.
—¿Justo ahora? ¿No crees que fue imprudente? Acaba de despertar.
—Lo tomó bastante bien. No dijo nada, de hecho... Sólo me miró por un largo rato, y dijo que lo hablaríamos en casa. Estoy preparado para lo que se avecine. Por favor, quédese con él. No creo que les cueste arreglarse. Papá no es rencoroso.
Suspiro.
—¿Cuándo lo dan de alta? —pregunto.
—Mañana por la tarde. La enfermera dijo que sólo está algo débil, pero con algo de suero y vitaminas se recuperará.
—De acuerdo. Me quedaré hasta entonces.
—Muchas gracias.
Betty y él se marchan, luego de convencerla de que yo me quedaré a cuidarlo; después regreso con Henry, cohibido. Está despierto, jugando con su cabello. Casi le llega a los hombros. Clava su mirada en mí mientras me desplazo al interior, para tomar asiento frente a su cama. Nos sostenemos la mirada, hasta que él la desvía.
—Esto es embarazoso —dice.
—No entiendo por qué.
—Después de cómo lo traté... está aquí, cuidando de mí. Es tan noble.
—Tuve que presenciar todo. Además, soy, en parte, responsable...
—Claro que no. Fue un accidente.
Sonrío de lado.
—¿Cómo te sientes? —pregunto.
—Cansado... Me duele la cabeza... el cuello y abdomen... El yeso es bastante incómodo. Jamás me había roto un hueso antes.
—Si te sientes muy agotado, duerme un poco. Al menos, el resto de tu estadía aquí.
—No me sentiré bien haciéndolo, sabiendo que usted está aquí, sentado en una silla incómoda, vigilando. Debe descansar también.

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Mayor
RomanceHarold Duncan decide jubilarse del Ejército luego de treinta años de servicio. Decide aprovechar el tiempo que le resta para reconciliarse consigo mismo, y adaptarse de nueva cuenta a la vida de civil; aun teniendo un hijo que lo rechaza y una exesp...