Nathan conoce a Henry, última parte

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—Mi papá fue militar —digo al micrófono, frente a unas cincuenta personas. Tengo sólo quince minutos—. Descuiden, es gay. Mi infancia no fue terrible. Mentira, se divorció de mi mamá. —Hay risas—. Por ser gay —añado, y proceden a aplaudir—. Es gracioso, porque un día estaba y al siguiente ya no. Entonces le pregunté a mamá qué había pasado con él, y me respondía que estaba trabajando. Y yo de: «Pero mamá, hace cinco años que no viene a la casa». Y ella: «Trabaja mucho. ¿Cómo crees que paga tus Hot Wheels?» —Hay más risas y aplausos—. En ese entonces, para mí tenía sentido —prosigo—. Mi papá sólo tiene un ojo (lo perdió en la guerra o algo así). Pero desafortunadamente es blanco. Gracias a Samuel L. Jackson, se verá estúpido si le pido disfrazarse de Nick Fury.

Al finalizar, bajo de la tarima, tras una lluvia de aplausos. Me fue bastante bien. Luego de la reunión con la empresa, mis compañeros y yo decidimos venir a un bar a relajarnos, y me concedieron el escenario para probar mi nuevo material. Suelo hacer stand up como hobby, y no me va mal en ello. Poco a poco gano reconomiento, al menos local.

Quién diría que la gente amaría tanto a papá.

Llego a casa a eso de las cinco de la mañana. Robert me recibe. Adoro que sea tan perezoso, que ni siquiera ladra.

Estoy algo ebrio. Bebí demasiado, pero al menos estoy consciente de dónde piso. No tengo idea de cómo reaccionaría papá al respecto; jamás hemos tenido experiencias así.

Hay un Henry en la sala. Me mira. Yo lo miro. Robert se quedó dormido sobre la alfombra.

—Estoy ochenta por ciento seguro de que no me equivoqué de casa —digo.

Él sonríe.

—Vine a ver a tu papá hace rato. Pasamos la noche juntos. Llegó un punto en el que nos quedamos dormidos, pero desperté porque tengo problemas para dormir.

—Ya veo... ¿Y haces eso a menudo? ¿Pasar las noches con él y bajar a ver televisión a causa del insomnio, mientras duerme?

—Por favor, no se lo digas.

—Tampoco quiero preocuparlo, pero creo que deberías atender eso... Sí es motivo de preocupación. O como sea; realmente no es algo que me competa. ¿Quieres que te traiga una almohada o alguna manta?

—Estoy bien.

—De acuerdo. Dulces sueños o lo que sea —me dispongo a subir las escaleras.

—Espera, Nathan. ¿Podemos hablar?

Volteo, y regreso adonde está él. Me indica que tome asiento a su lado, y lo hago. Hace una mueca y no lo culpo. Hasta yo percibo mi peste a alcohol. Sólo sonrío.

—Espera... no se te olvidará todo mañana, ¿cierto?

—Tengo buen aguante. Si quieres, bailo payaso de rodeo ahora mismo.

Ríe.

—Bien, te creo. —Se pasa la mano por la nuca—. Hace rato tu padre y yo hablamos sobre ti. Y sobre mí. Sobre los dos.

—Okay...

—Él estaba preocupado por el hecho de si nos llevaríamos bien o no. Incluso mencionó que se siente incómodo cuando interactuamos.

—Me sorprende cómo papá aparenta ser una roca, pero en el fondo es un chico  inseguro.

—Me parece lindo que se porte de esa manera y sea algo torpe al momento de expresarlo con palabras. Pero... en fin, me dijo todo eso. Creyó que no me caías bien. ¿Puedes creerlo?

—¿Te caigo bien? Lo siento, es que... bueno, no pensé en eso hasta que papá me llamó la atención por mi comportamiento en más de una ocasión. Y después de que te mostraras tan serio conmigo y eso, creí que quizá pensabas que soy un niño. O un inmaduro. No lo sé. Más porque tenemos casi la misma edad y parece que no fuese así —desvío la mirada. Robert despertó para comer las croquetas sobrantes de su tazón y tomar agua.

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