Gloria me llamó esta mañana para exigir una bitácora completa del viaje. Me pidió fotos y videos de Ingrid para hacerle un retrato. Dijo que sería el regalo de bodas para su sobrino adoptivo (o sea Nathan).
Después de eso, salí a correr. Me llevé a Richie, Billy y Roxy conmigo. Cuando volví a casa, Cindy sugirió que saliéramos a desayunar los tres —aprovechando que Nathan tiene la mañana libre, y Samantha salió, con su madre y mi nieta.
Entonces mi hijo nos trajo a una cafetería ubicada en una enorme plaza, en el centro. Los tres saliendo a desayunar juntos, como la familia que somos.
—Te ves agotado, mi niño —le dice Cindy—. ¿No dormiste anoche?
—Me desvelé terminando una portada que me encargaron —responde Nathan, en medio de un bostezo.
—De haber sabido, te hubiera dejado dormir más.
—Está bien. Quería desayunar con ustedes. Papá sólo se deja ver una vez, cada cien años —se echa reír.
—Qué gracioso —digo, con amargura.
—Un café bien cargado arreglará las cosas —finaliza.
—Antes detestabas el café.
—Maduré —argumenta—. Ahora soy un adicto. Lo que sigo odiando es la lechuga.
Los tres ordenamos. Cada uno algo diferente. Excepto que Nathan y yo bebemos el café del mismo modo: cargado y sin azúcar; mientras que Cindy sólo lo bebe con leche.
—Si anoche dormí poco, hoy no dormiré nada por la emoción de mañana —dice Nathan.
—Nosotros tampoco —dice Cindy—. Tu padre necesitará toda una sábana para secar sus lágrimas —ríe.
—Hoy están en contra mía —finjo ofenderme.
—¿Qué se van a poner? —pregunta Nathan.
—Justo por eso iremos de compras, al terminar. No me convenció el vestido que traje. ¿Qué hay de ti, Harry? ¿Te pondrás alguno de tus trajes militares? Lucías muy apuesto con el que usaste en la graduación de Nathan.
—Oh... no. Traje uno normal que compré hace poco. Ya no soy militar, así que no creo que tenga caso usarlos de nuevo.
—Pero te quedan muy bien... Impones mucho con ellos.
—Estoy algo cansado de ser el centro de atención...
—Apuesto a que el padre de Sam se pondrá uno de la Marina. Muero por ver eso.
—Opacará al novio.
—Lo dudo. El novio es demasiado sexi —repone Nathan, con la boca llena de panqueques.
—¿Quiénes están invitados? —pregunto—. ¿Vendrá más gente que conozca?
—Mis hermanas y mi mamá llegarán esta noche. Me acompañarás al aeropuerto a recogerlas —dice Cindy.
—¡Qué maravilla! Me emociona ver de nuevo a Geraldine.
—Siempre te quiso más que a mí.
—No tiene caso negarlo —bromeo, y me da un suave codazo en las costillas.
—También vendrá mi tío Dan y su familia —dice Nathan.
—¿En verdad? —agrando el ojo.
Cuando Cindy y yo nos divorciamos, mi primo fue quien me apoyó muchísimo. También visitaba a Nathan con frecuencia. En mi ausencia, fue como su segundo papá. Me alegra que no vaya a perderse esto.
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Mayor
RomanceHarold Duncan decide jubilarse del Ejército luego de treinta años de servicio. Decide aprovechar el tiempo que le resta para reconciliarse consigo mismo, y adaptarse de nueva cuenta a la vida de civil; aun teniendo un hijo que lo rechaza y una exesp...