35

2.3K 282 28
                                    

—Mayor... —la voz de Henry me arrulla como canción de cuna—. Mayor... ¡Harold!

Abro los ojos con lentitud, y me incorporo mientras bostezo. Escucho una voz femenina en los altavoces, llamando a los pasajeros del vuelo con destino a Colorado.

—Apresúrese —sujeta mi mano, para ambos levantarnos—, ya se están formando.

—Oh —tomo mi equipaje, y nos encaminamos a la fila. Pero antes de formarme, nos detenemos para mirarnos de frente.

—¿Nervioso? —pregunta.

—Mi hijo va a casarse, y al fin conoceré a mi nieta. Nah —bromeo—. Sólo espero no llorar demasiado.

Él sonríe.

—Lo vamos a extrañar. Lo voy a extrañar.

—También te extrañaré —sonrío—. Además de traer los juguetes, llaveros, camisetas, mascotas, donas, piedras y tierra que me pidió Max, prometo traer algo para ti.

—Prometa que se divertirá mucho, y la pasará genial.

—Lo prometo —nos abrazamos, para luego darnos un beso—. Te veré en siete días.

Antes de entregar mi boleto, me despido por última vez, agitando la mano, y en pocos minutos estoy sentado dentro del avión. A mi lado se encuentra una agradable anciana con la que converso, hasta que se queda dormida en mi hombro. Su nombre es Winona, y va a visitar a su hermana. Es divertida y muy inteligente. Tiene un Doctorado en Derecho.

Será un vuelo de pocas horas. Nathan me ha mensajeado todo este tiempo, preguntando mi ubicación y cómo va el trayecto. Eso me pone contento. También dijo que me esperaría en el aeropuerto, y estoy nervioso. Al fin lo veré, luego de tantos años. A la par, envío mensajes a Henry y Gloria, para darles mi bitácora.

Decido tomar una siesta también.

La azafata nos despierta, y avisa que estamos por aterrizar. Tomo mi equipaje, y ayudo a Winona con el suyo. Bajamos juntos del avión, y nos despedimos en la terminal del aeropuerto.

Siento mariposas en el estómago mientras busco a Nathan. Me detengo al ver a decenas de personas de pie, esperando a los recién llegados. Entre ellos, un hombre alto, vestido con una sudadera de los Thundercats; cabello negro; gafas; y ojos azules. Sostiene un letrero que dice «Mayor Duncan», y mi corazón se acelera cuando chocamos miradas. Ambos sonreímos, y me acerco de inmediato.

—Nate...

—Hola, pa —dice, y procedemos a darnos un fuerte abrazo. No puedo evitar derramar lágrimas.

—Me alegra muchísimo verte —digo, y le doy un beso en la frente, para después admirarlo bien.

—Lo mismo digo. Ha pasado mucho tiempo.

—Y que lo digas. Mírate. Eres todo un hombre. Incluso estás de mi estatura... —digo, con la voz entrecortada.

—Cálmate —dice, entre risas—. Tú... no has cambiado mucho.

—¿Estás quedándote ciego? —digo, dando golpecitos en el armazón de sus gafas, y ambos reímos.

Se ofrece a ayudarme con el equipaje, y subimos al auto. No puedo creer que tenga auto.

—Es bonito y espacioso —comento—. Me gustan los juguetes del tablero. ¿Qué son?

—Son personajes de JoJo's. Es un anime. O caricatura japonesa, para ser más claro.

—¿Como Dragon Ball? Esa te gustaba.

—Sí. También tengo de ellos. En casa. Y de los Caballeros del Zodiaco. ¿Los recuerdas?

MayorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora