Capítulo 43

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23 de agosto. - 1975

Una mancha de tinta esparcida sobre el mostrador despertó su imaginación.
Ciara elevó la vista y volvió a prestar atención a lo que Ronald le decía.

- Procura no quemar la tienda. - Dijo divertido. La mujer había logrado ganarse de apoco el cariño de aquel hombre malhumorado.

Ciara asintió y lo observó irse. Los ventanales de vidrio completamente limpios, le permitían una perfecta visión hacia el exterior de la tienda. Aquella mañana, el sol había pintado de amarillo toda la ciudad, el cielo estaba sin nubes en él y los árboles levantaban una leve brisa que obligaba a las personas a estar más abrigadas que de costumbre en aquella fecha.

Sus ojos café se perdieron en el exterior del lugar, las personas pasaban al igual que los autos. Todo se veía sencillo, todo parecía fácil. Personas paseándose sin preocupación alguna, riendo, como si los problemas del mundo no existieran. Disfrutando del cálido sol que salpicaba la piel de cada uno que se pasaba por las veredas despejadas.

Sus pensamientos dejaron de divagar y volvió en sí cuando recordó aquella mancha de tinta que fue el disparador para que volviera a prestar atención a cosas tan insignificantes como ver a las personas pasar.
La idea de escribir la historia que había forjado con Roger, floreció con la misma intensidad que un cerezo. Una sonrisa tiró de los extremos de sus labios y caminó apurada hacia su bolso, sacando de éste su viejo cuaderno. Ciara volvió a su asiento, detrás del mostrador, y comenzó a pasar cada una de las hojas amarillentas. Su sonrisa se agrandó cuando entremedio de la cuarta y quinta página, se escondía su compromiso con Roger, su anillo, aquel trozo de papel rasgado que guardaba en él la declaración de amor más hermosa y valiosa que Ciara había visto en su vida. Y ella, de la misma manera que prometió algo, lo cumplió, llevaba aquel papel a todos lados, entremedio de las hojas viejas de su cuaderno, la chica llevaba consigo su compromiso.

Los dedos delgados de la mujer se apresuraron a pasar con rapidez el resto de las páginas. Dispuesta a comenzar a escribir lo más pronto posible. Pero nuevamente los pensamientos bloqueaban su habilidad para plasmar sus sentimientos en papel.

Su mente le había hecho pasar malos momentos a lo largo de las últimas semanas, luego de la visita para nada placentera de los padres de su novio.
Aún conservaba los vagos recuerdos de las noches tormentosas que venía pasando junto a Roger. Luego de la pelea con Michael, Roger despertaba a mitad de la noche con lágrimas dibujando sus mejillas rojas mientras relataba las pesadillas que lo perseguían. El delgado cuerpo del baterista se aferraba con fuerza al diminuto cuerpo de Ciara, y lloraba, liberándose de toda culpa y amargos recuerdos de una infancia dura, que lo único que hacía era llenar de heridas el delicado corazón de Roger.

Luego de aquello, Roger había partido junto a la banda hacia los estudios Rockfield. Sin embargo, aquello no había ayudado a las malas noches del baterista. Cada día que pasaba, a las 5:10 am, Roger llamaba a la casa con el único objetivo de escuchar la voz de Ciara, y que ella sea la que calme su angustia.
El corazón de la castaña se oprimía por la culpa, si ella no hubiese abierto su gran bocota, tal vez nada de esto estaría ocurriendo. También el estar tantos días sin verse, no ayudaba mucho a ninguno de los dos. Ambos atravesaban por sentimientos diferentes, y ambos querían apoyarse mutuamente.

Un suspiro abandonó los labios de la castaña y por inercia frotó ambas manos por su rostro.
Volvió a la realidad y rogó para que su concentración durara, y al parecer aquello no fue escuchado, ni cumplido, porque la campanilla de la puerta principal sonó, dándole paso a una mujer. Ciara dejó a un lado el cuaderno y le dedicó su atención a la mujer morena que observaba los estantes con vinilos.

Hold On (Roger Taylor) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora