Capítulo 46

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24 de junio. - 1976

Los primeros rayos de la mañana se escabullen entremedio de ventanas amarillas a medio pintar.
El sol llegaba directo a un cuarto de baño salpicando pieles desnudas y mojadas.
Roger y Ciara reían al compás de una vieja canción de fondo, mientras que con torpeza se acomodaban en la pequeña ducha.
Aquel momento no era lo que la castaña tenía en mente, pero, sin dudas, era mucho mejor que cualquier cosa que se le haya cruzado por la cabeza.
La torpeza de ambos al querer ducharse juntos, había matado cualquier intención de arrancar el día con sexo en la ducha.

- Tengo frío, es mi turno de enjuagarme. - Sentenció Roger mientras tiraba suavemente del brazo de Ciara.

- No, Roger, quítate. - El de mechones rubios soltó un bufido acompañado de un puchero.

- Ciara, déjame un espacio. - Un berrinche por parte del hombre estaba próximo a suceder. Su entrecejo estaba fruncido y mordía su labio inferior, mientras que inflaba las mejillas. La castaña negó y carcajeó al ver el rostro rojo de su novio. - ¡Ciara! - Protestó una vez más.

Ella volvió a reír y se hizo a un lado, dejando la lluvia de la ducha libre.
El músico sonrió satisfecho, pero cuando el agua impactó sobre su cuerpo se ahogó con su propia maldición.

- ¡Te acabaste el agua caliente! - Medio gritó, Ciara volvió a reír, agarrando su vientre, buscando algo de que sostenerse, debido al ataque de risa que le había agarrado al ver el rostro pálido del rubio. - Cuando sugeriste ducharnos juntos no creí que te referías a esto. - Dijo.

- Eres una niña, Meddows. - Respondió golpeando una de las blancas nalgas de Roger.

El chico sonrió y la vio caminar hacia la puerta. Su cuerpo había cambiado, sus caderas se veían más grandes al igual que su trasero, aquel cuerpo diminuto en el que Roger había navegado más de mil noches, se había amoldado a todas las exigencias del embarazo.
Una tonta sonrisa se coló de sus delgados labios, mientras que el agua fría seguía cayendo por su espalda. Ciara cerró la puerta y jamás supo, ni notó, con cuánto amor y admiración la miraban esos faroles azules que habían alumbrado cada rincón de su vida.

- ¡Estoy en casa, queridos! - La voz de Freddie se escuchó en la planta baja.

Ciara cubrió su cuerpo con una toalla y caminó hacia la cama, tomando el vestido celeste que había dejado tendido.

- Voy a entrar, espero que no estén haciendo otro bebé. - Dijo Freddie detrás de la puerta antes de abrirla. - ¿Es mucho pedir que me respondan cuando golpeo la puerta? - Preguntó dejándose caer en la cama de sus amigos. Ciara alzó una ceja y negó.

- Llegas una hora temprano. - Soltó la castaña.

- Estoy emocionado, no lo puedo evitar. - Respondió acomodando su melena.

- Además estábamos ocupados. -

- ¿Follando? - Murmuró Freddie.

- Peleando por la ducha, Fred. - El mayor se cubrió la boca con su mano derecha.

- Eso es deprimente, cielo. - Dijo riendo. Ciara asintió dándole la razón antes de volver al baño para no cambiarse frente a Freddie.

                                 •

- Cuéntame, Ciara, ¿has vuelto a presentar sangrados este último mes?- La voz del doctor Brown salió rasposa, encajando a la perfección con su presencia. Los ojos color hazel del hombre, se posaron en el rostro de la mujer.

- No. - Respondió la castaña mientras se recostaba sobre la camilla, un tanto aliviada de haber llegado a tiempo, ya que en el camino se habían detenido a comprar el desayuno (exigencia de Freddie) y el tiempo se les fue de las manos. Habían llegado a la consulta médica agitados y levemente sudados.

Hold On (Roger Taylor) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora