Capítulo 4

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Gracias por 100 lecturas 🎉🎊
Aquí un pequeño regalo,
Espero que les guste.

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Mew

Mew despertó desorientado y respirando con dificultad. Boom, a su lado, fruncía el ceño mientras los mismos guardias que lo habían apresado más temprano lo volvían a custodiar. Eso lo recuerdo pero, ¿qué estaba haciendo?

—¿Q-qué sucedió?—preguntó con desespero.

Boom relajó los músculos de su rostro y soltó una risita: —Bienvenido de vuelta, Su Alteza.

Mew rodó los ojos y se incorporó rápidamente, ahogando un lamento por lo bajo debido al dolor que provenía de su brazo derecho.

¿Qué carajos pasó? Con un asentimiento de cabeza, los guardias salieron del aposento real donde el príncipe descansaba.

—Mew, tuviste un ataque de pánico y tuvimos que sedarte. Ibas tras una sucia omega que había olvidado tomar sus supresores de celo.

—Boom, esa era mi omega—Aunque Mew no entendía por qué el murmullo que escuchó parecía varonil. ¿Será posible que...?

El beta volvió a reír por lo bajo: —No seas tonto, Mew. Era solo una omega en calor, cualquier alfa podría creer que era suya. Solo querías ayudar.

Mew negó con la cabeza: —No lo entiendes. Ese aroma, y-yo...

—¿Por qué no puedes aceptar la versión de tu mejor amigo, Mew? Después de todo, yo era el que estaba cuerdo y no bajo la influencia de las feromonas de una omega.

El chico ladeó su cabeza. No sabía por qué, pero dentro de sí algo le gritaba que esa no era la verdad. Pero no hubo tiempo para réplicas pues las trompetas volvieron a sonar, indicando que el chico debía re-alistarse lo más pronto posible porque el baile iniciaría cuanto antes.

—Hablaremos más tarde, Boom.

La velada transcurría normal. Lo único que mantenía inquieto a Mew era el dolor en su brazo derecho, producto de la inyección calmante que aplicaron para hacerlo dormir. Qué dolor, pensó. Sin embargo, el chico aún no podía dejar de pensar en los acontecimientos previos a ese pinchazo.

La manera en que su alfa gritó reclamando a su omega posesivamente, casi enloqueciendo de solo pensar que alguien podía tocar algo que solo a él le pertenecía. Que era suyo desde antes de nacer, por disposición de la mismísima Diosa Luna. Su destino...

No fue mi imaginación, se dijo a sí mismo. Ese olor...

Y fue allí cuando lo sintió. Su cuerpo volvió a calentarse y, de no ser por el inhibidor que su mejor amigo Boom le hizo beber antes de llegar al Ala principal, estaba seguro de que el potente olor a chocolate y menta estaría cubriendo todo el gran salón. No era la usual calentura que tenía cuando iba a transformarse en Supsid, su lobo. Tampoco era el calor habitual del celo que, sin duda, no estaba próximo a llegar.

Era algo más.

Su padre a su lado notó su ceño fruncido y le preguntó: —¿Qué pasa, Mew?

Pero el chico no pudo responder pues, en ese mismo instante, el aroma que tanto ansiaba volver a oler -naranja y jazmín- le golpeó violentamente hasta sacudirlo desde adentro. Y casi por inercia, la voz de su alfa volvió a escucharse:

—Es él.

—¡¿Él?!—replicó su padre con la palabra confusión escrita en su frente. Mew no supo qué responderle, el aroma se hacía cada vez más fuerte y sus sentidos estaban nublados.

The Omega's Power: A MewGulf AU [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora