Capítulo 8

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N/A:

Gracias a los clips del boxset que se han filtrado (jeje) hoy estoy de muy buen humor, así que aquí hay un nuevo capítulo.

¡Gracias por 800+ lecturas!

W.

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Mew

A lo lejos Mew veía cómo Gulf se preparaba para realizar la prueba de fertilidad. Sin embargo, lo que antes le causaba emoción ahora le preocupaba en exceso. Todo va a estar bien, se decía una y otra vez mientras se pasaba las manos por el cabello. En esos breves momentos, el príncipe sentía que había envejecido mil años mientras recordaba las palabras del Rey, su canoso pero bien parecido padre.

—Antes del banquete a Los Nobles, irás con la doctora Real y le pedirás que realice exámenes de fertilidad a ese omega. Si todo está en orden, anunciaremos de inmediato tu compromiso con ese chico.

Pensar en eso fue como un disparo directo al corazón de Mew. Era la única condición de su padre para aceptar al chico que la mismísima Diosa Luna había escogido para él, y ahora no estaba seguro de que pudiera cumplir dicho requisito. Phor lo entenderá, pensó el chico. Pero en el fondo sabía que solo se estaba mintiendo a sí mismo, pues al final de cuentas la supervivencia de la Familia Real estaba en sus manos. De no engendrar un heredero, sería el fin de su linaje y otros podrían acceder al trono.

Ugh. Odio ser de la realeza, pensó.

Suspirando, trató de relajar los músculos de su cuello y hombros. Intentó disipar ese y demás pensamientos sobre daños colaterales que la ingesta indiscriminada de supresores pudiera tener en el organismo de Gulf, tratando de confiar en la Diosa Luna y elevando una plegaria a la misma.

Sin querer, toda la situación revivió sus recuerdos más dolorosos, esos que trató de enterrar una vez decidió volver a cumplir con su deber en Tailandia. Los mismos que lo llevaron a abandonar su reino durante seis años.

Estaba tan absorto en sus pensamientos que no se dio cuenta en qué instante Min los había dejado solos y su omega se había -literalmente- tirado encima suyo. El chico enterró su cabeza en el hueco de su cuello y allí pudo notar como el joven temblaba.

—Lo siento, Mew—sollozó el omega en sus brazos—E-en el empaque no decía que era malo tomarlos por tanto tiempo.

Mew luchó con todas su fuerzas para no liberar un quejido. ¿Qué clase de supresores bebiste, cariño? Pasados varios segundos, el alfa rodeó a Gulf por su cintura y lo atrajo más hacia él.

—No soy yo a quien debes pedirle disculpas—murmuró. —Tu cuerpo, en cambio, sí lo merece.

Tras inhalar profundamente, el príncipe prosiguió curioso: —¿Tu médico de confianza nunca te comentó nada sobre los supresores?

El omega se removió incómodo en su regazo, pero contestó suavemente: —Nunca había ido al médico, Mew.

El alfa se tensó: —¿Qué...? ¿Tu padre, él no te llevó?

—Mi padre es complicado—admitió el chico. Sin embargo, a juzgar por el tono de su voz, Mew supo que el omega no quería hablar del tema. Dejándolo pasar, el chico mayor se dedicó a acariciar la espalda del joven quien, tras varios minutos en silencio, habló:

—Mew.

—¿Hum?

—¿Y si no...? ¿Qué pasa si no puedo tener hijos?

La pregunta tomó a Mew por sorpresa quien se tensó. Mi padre se opondría a nuestra unión, pensó de inmediato. En cambio, tras pensar en las palabras precisas, dijo las más sencillas:

The Omega's Power: A MewGulf AU [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora