Gulf
Gulf despertó desnudo y sobresaltado mientras dos pares de ojos lo observaban fijamente. Supo que no tenía ropa al sentir la suave tela que lo cubría, una manta afelpada con la que la noche anterior se había hecho un ovillo en la cama. Intentó hablar pero, de su boca, no salió murmullo alguno. Y fue ahí cuando lo sintió.
Duele.
Su cuerpo entero dolía, desde el dedo más pequeño de sus pies hasta el último de sus vellos. Su expresión se convirtió en una mueca de dolor, alertando a la persona que lo veía con fijación:
—¡Gulf!—exclamó. —No te muevas, por favor.
Era la voz del príncipe quien, suavemente, se aproximó y tomó al chico en sus brazos levantando su cuerpo en el proceso y sentándo al chico en la cama. Mew, en ningún momento, hizo ademán de unirse a él en el amplio lecho.
¿Me teme ahora? Pensó Gulf cabizbajo. Lastimosamente sus recuerdos no fueron borrados como quería. Nunca se borraban.
No cuando su lobo Gup tomó posesión del chico y se transformó en un licántropo enorme, casi del tamaño de Supsid. Mucho menos cuando su pelaje grisáceo se pavoneó por encima de sus ropas, y tampoco cuando le mostró los colmillos a la estúpida omega que no dejaba de acercarse a su alfa. Quería eliminar de su cabeza la manera en que Mew, transformado nuevamente en humano y desnudo, intentó acariciarlo y él le mostró los colmillos.
Pero sobre todo, Gulf quería borrar cómo los sirvientes huyeron despavoridos cuando sus ojos, transformados en un tono magenta, se fijaron en la omega y la hicieron gritar de dolor mientras ráfagas de calor se desprendían de su cuerpo convertido en un lobo.
Un suspiro lo sacó de sus pensamientos. Era de Mew cuya cabeza se encontraba mirando al piso. Debo salir de aquí. Mi...alfa me teme ahora.
—Lo siento—musitó el omega casi al borde del llanto. Gulf se obligó a sí mismo a no derramar lágrima alguna, pues no lo merecía. No después de decepcionar a su alfa.
Mew levantó su rostro y frunció el ceño en dirección al chico: —¿Por qué te disculpas?
—S-sé que no soy normal, sé que debí contarte de eso antes.
—Gulf...
—T-tú no debiste enterarte así de que existe ese monstruo.
A paso agigantado, Mew acortó la distancia entre ambos quedando a centímetros del rostro del joven omega. Su ceño fruncido no se iba, pues al contrario de lo que Gulf pensaba, la disculpa parecía no ser bien recibida por parte del príncipe.
—No vuelvas a decir que eres un monstruo—bramó Mew. —Tú eres la criatura más bella y fascinante que he visto en toda mi existencia.
—P-pero...—replicó el chico. Sin embargo, los labios de Mew cortaron su voz haciendo que el chico pusiera sus ojos como plato.
¡¿Qué está...?! ¡¿Él me está...?! ¡¿Es un...?! ¡Diosa Luna!
En ese momento solo pudo quedarse estático ante la presión de la boca de Mew sobre la suya. Sus pensamientos iban a mil por segundo, tratando de registrar lo que sucedía y la sensación de calor que lo abrazaba desde adentro. No era cuando entraba en calor ni mucho menos cuando se iba a transformar. Fue esa misma sensación la que su cuerpo registró el día en que vio a Mew.
El día en que había conocido a su alfa.
Dentro, el corazón del omega quería estallar de felicidad mientras lentamente sus ojos se iban cerrando para disfrutar aún más de la sensación que la boca de Mew le otorgaba en ese momento. No podía oler bien el aroma de su alfa pero en su boca se posó el sabor al más delicioso de los chocolates que jamás había probado en toda su vida.
ESTÁS LEYENDO
The Omega's Power: A MewGulf AU [TERMINADA]
FanfictionEl Rey Alfa de Tailandia había anunciado que todas las omegas casaderas, vírgenes y sin mordida debían presentarse cual ganado al Palacio Real para el Baile Anual de los Nobles en Bangkok. ¿La razón? Podrían convertirse en la próxima princesa del re...