Capítulo 22

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Gulf

La voz de Mild se escuchaba lejana pero aún firme. Gulf intentaba seguir al pie de la letra las indicaciones del azabache mientras ponía su cuerpo, convertido en licántropo, en un estado de relajación máxima: era la primera vez desde que iniciaron el tratamiento que se encontraban en campo. Su poder sólo se manifestaba de esa manera, así que era lógico que el entrenamiento debía ser junto a Gup, aún cuando eso suponía un riesgo para la vida del mayor.

Debo hacerlo, se repetía el chico una y otra vez.

—Imagina que tu poder es algo que posees en tu mente. ¿Lo tienes?

Gulf resopló.

—Tomaré eso como un sí. Ahora imagina que se va extendiendo….extendiendo…extendiendo…hasta que ¡Pum! Se contrae.

Un gruñido de insatisfacción se escuchó en el lugar mientras Mild aplaudía con gusto.

—¡Vamos bien! Repítelo. Eso…se extiende…y ¡Ah! Se contrae. ¡Bien! Ahora voltéate. Haremos la prueba, ¿de acuerdo?

El lobo gris volvió a resoplar mientras giraba su cuerpo en dirección al chico mayor. En su mente, Gulf se sentía algo tensionado por enfrentarse a Mild en dichas condiciones: con su lobo en control y sus instintos a flor de piel.

Sin embargo, el omega sabía que no existía otra manera de probar si el chico ya era capaz de controlarse que probando los trucos hasta ahora practicados en una persona.

Si, porque Gulf no había accedido a hacerlo con ningún animal.

—¿Listo, Su Excelencia? —El chico frente a sí le sonrió socarronamente, arqueando una ceja. —¡Dame con todo lo que tienes!

Pasados varios segundos, donde el chico esperaba expectante algún ataque por parte de Gup, Gulf se dio cuenta de que su lobo no lo atacaría a menos que lo provocara. Espero que Phi Mild lo entienda, pensó. Casi como si le hubiera leído su mente, el mayor habló:

—Ahh, ya lo sé. ¿Sabes en dónde está tu futuro esposo, Gulf? ¡Ajá! Rodeado de un montón de omegas a las que puede morder si quiere.

Nada. Gulf notó cómo la expresión de Mild pasaba de exasperación a una que no supo cómo descifrar. ¿Picardía? ¿Diversión?

—O quizás debería preguntar…¿Dónde está tu mordida, Gulf? —dijo Mild.

Fue ahí cuando lo sintió de vuelta.
Esa necesidad visceral de consumir a la persona que estaba frente a sí lo volvió a embriagar de nuevo mientras su lobo mostraba agresivamente sus colmillos. En sus finos oídos, los alaridos de Mild se escuchaban con tal claridad que su lobo Gup no pudo evitar gruñir en aprobación: se sentía superior, casi como el vencedor de una gran contienda. Poco pudo hacer la parte racional del omega ante la situación pues su lobo se encontraba en éxtasis viendo sufrir al Beta.

—¡Gulf, para! —gritaba Mild mientras tomaba aire a bocanadas y volvía a gritar. —¡Due-le, mierda, due-le mucho!

A ciencia cierta, el omega no supo cuánto tiempo duró aquella tortura ni en qué momento aquel dardo impactó contra su dura piel de licántropo. Lo único que registró, mucho antes de caer en los brazos de morfeo, fue aquel recuerdo donde Gup y Supsid corrían felices por los bosques aledaños mientras aquella sensación de plenitud se extendía por todo su cuerpo.

***

Gulf veía con intranquilidad cómo Mild se incorporaba del suelo tras terminar de aplicarse una pomada en áreas estratégicas de su cuerpo.

The Omega's Power: A MewGulf AU [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora