Capítulo 12

2.4K 360 34
                                    

Gulf

Gulf despertó sobresaltado.

Fue un sueño, pensó. Sin embargo, notó cómo la habitación se encontraba repleta de su aroma a naranja y jazmín, un olor que, incluso a él, le resultaba embriagante. Allí frunció el ceño: ¿no se supone que había bebido inhibidores? ¿por qué su aroma se encontraba por todas partes?

Suspiró. No tuvo que adivinar el por qué la gran cama matrimonial se encontraba solitaria del lado contrario: Mew ya no estaba en la habitación. Tuvo que haber sido una tortura, pensó el chico nuevamente.

Un suave toque en la puerta hizo que el omega soltara un respingo pero, aclarando su garganta, indicó que la persona pasara a la habitación. Una hermosa omega, de contextura algo gruesa y pequeña se asomó al cuarto:

—Buen día, Señor—dijo la chica haciendo reverencia.

—Buen día—respondió Gulf a media voz.

—Su Alteza me ha enviado para ayudarle con su baño y su vestimenta. Espera que pueda unirse a él para el desayuno y una corta visita a los bosques aledaños al Palacio.

¿Por qué no lo dice él? ¿Por qué alguien más tiene que avisarme de nuestros planes?

Gulf sintió cómo su corazón se apretó en su interior, pero la sensación fue reemplazada por una extraña sensación de enojo.

Sin embargo, por fuera el omega permanecía inexpresivo: —De acuerdo.

—¿Qué aroma quiere para su baño, Señor? Tenemos manzana, frutos del bosque, mango, ruda...

—Chocolate—cortó el chico.

Gulf notó cómo la omega vaciló ante la respuesta del chico. En su interior, la simple expresión de duda por parte de la mujer hizo que esa sensación de enojo e insatisfacción creciera.

—¿Por qué sigues ahí?—disparó el chico frunciendo el ceño. —He dicho que quiero chocolate por todo mi baño.

La omega abrió los ojos como plato y puso sus manos en alto: —S-si, Señor. D-de inmediato.

Tras ducharse por más de media hora, retirando cualquier rastro de su aroma, y vestirse con ropa cómoda y holgada (patrocinada por Mew), el chico bajó las escaleras en dirección al gran comedor principal donde su alfa lo esperaba.

La imagen frente a sí hizo que su boca se abriera y, secretamente, empezara a salivar más de lo normal: el príncipe se encontraba usando shorts de color azul, una camisa blanca ancha y unos zapatos deportivos, mientras que su cabello distaba de su usual peinado diplomático al estar ondulado en las puntas.

Mi alfa, rugió su interior. Antes de que pudiera reaccionar, el chico fue sorprendido por la voz suave pero gruesa de Mew:

—Buen día, cariño—lo saludó desde su puesto donde leía el periódico. —¿Cómo estuvo tu ducha? ¿Te gusta la ropa que escogí para ti?

Su estómago dio un salto al notar el suave sonrojo proveniente de las mejillas de Mew, pero no fue suficiente para olvidar lo que había hecho el príncipe.

—¿Cariño?—frunció el ceño el chico mientras se acercaba a un perplejo Mew. —¿Ahora me dices cariño cuando hace unas horas me dejaste solo en esa habitación?

—¿Gulf?—el príncipe ladeó la cabeza y se colocó sobre sus pies de inmediato. —¿Qué pas-?

—¡Ja! ¿Qué pasa? ¡Tú sabes que pasa!—disparó Gulf mientras sentía como su sangre hervía por dentro. Ver a Mew sólo le hacía recordar que lo había abandonado durante la noche. Le dolía demasiado.

The Omega's Power: A MewGulf AU [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora