Capítulo 17

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Mew

Tras desayunar en la habitación, Mew se sorprendió al ver cómo su omega tomaba la iniciativa y le ordenaba que preparase todo para un corto paseo en el pueblo. El príncipe, aún receloso, se opuso en un principio argumentando que no era prudente para ambos dejar el cuarto pues debían monitorear los síntomas del chico y estar listos para otra eventual oleada de calor.

Mew aún sentía el celo de Gulf en el ambiente, además de que el olor delataba al omega.

—No estoy seguro—Mew volvió a insistir.

—Anda, vamos. Te prometo que te mantendré al tanto de todos los síntomas que presente y volveremos antes de que mi celo se manifieste.

Mew suspiró. Acto seguido pellizcó el puente de su nariz y sacudió la cabeza: —¿Qué pasa si no lo logramos, cariño?

—Eso no sucederá—dijo Gulf muy convencido.

—¿Sabes a lo que nos expondríamos? Tú, en celo, rodeado de muchos y muchas alfas y betas...

Fue allí cuando sintió las suaves pero fuertes manos del chico rodear su cuello y atraerlo para estampar ambas bocas en un corto pero fuerte beso. Sin embargo, el príncipe no tuvo tiempo de reaccionar, pues Gulf se separó rápidamente, posando las palmas de sus manos en la dureza de su pecho:

—Nada malo va a suceder, alfa—dijo Gulf lentamente bajando el tono de su voz.

—¿P-por qué estás tan seguro?

—Porque...—murmuró Gulf deslizando nuevamente las manos por el cuello de Mew. Sin embargo, esta vez su boca fue a parar a un lado de la mejilla del príncipe, donde depositó un corto beso antes de dirigirse a la oreja —Yo tengo a mi gran alfa conmigo. Sé que nadie se atreverá a cruzar miradas cuando vean lo fuerte y enorme que eres.

Mierda...

En ese momento, Mew pudo sentir cómo sus pantalones se hacían cada vez más pequeños y apretados.

¿Qué eres, un puberto? Se regañó internamente.

—Gulf—advirtió el príncipe, aún cuando su voz salió algo ronca de su garganta.

—¿Qué? —susurró Gulf frotando su rostro con la mejilla del alfa. —Sólo digo la verdad.

Piensa en leyes, Mew.

—¿Quieres salir? —Mew preguntó. Al notar cómo Gulf asentía, respondió inmediatamente. —Entonces deja de hacer lo que estás haciendo.

—¿Qué hice? —preguntó Gulf con inocencia tras separarse abruptamente del calor de Mew. —Sólo quería olfatearte un poco.

Encogiéndose de hombros, el chico dio media vuelta y caminó en dirección opuesta a donde se encontraban.

—Omega malcriado—murmuró Mew observando cómo Gulf daba saltitos mientras se dirigía a escoger su ropa.

***

Gulf

¿Qué me sucede?

Si años atrás le habrían dicho a Gulf que se comportaría tan descaradamente en frente de alguien, él habría reído como un desquiciado. ¿De dónde salía tanta impertinencia? El chico aún no lo entendía. No sabía si era su omega –dispuesto por naturaleza a conquistar a su alfa en cualquier momento-, o todo se debía a su celo que, siendo honesto, no sentía.

Dejando a un lado sus pensamientos, el chico bajó con prontitud las escaleras para dirigirse a la gran entrada donde Mew ya lo esperaba. Sus miradas se encontraron y por un breve instante pudo sentir una corriente cálida recorrer su cuerpo. Gulf se sentía extraño. Algo dentro de sí vibraba cada vez que Mew lo observaba fijamente, y se intensificaba cuando el alfa le otorgaba una gran sonrisa.

The Omega's Power: A MewGulf AU [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora