Gulf
Pasaron dos días antes de que Gulf recobrara la conciencia. Sin embargo, esta vez pudo recordar a detalle todo lo que había ocurrido con su alfa. Los besos, las caricias, el sexo....el clímax. La forma en la que su cuerpo fue usado hasta el cansancio y los sonidos que se desprendían de su boca y sus cuerpos. Se había apareado finalmente con Mew.
Su omega se sentía el rey del mundo: no solo se encontraba saciado sino que también había logrado conectar aún más con el alfa de Mew. Gulf podía sentir cómo su lobo movía la cola en su interior de la dicha. Todo había salido a la perfección salvo por una sola cosa: la mordida. Fue en aquella mañana cuando se vio envuelto en las sábanas blancas, un montón de fluidos corporales y los fuertes brazos del príncipe que notó cómo su cuello aún permanecía liso, sin marca.
Sin poder evitarlo, un mohín se instaló en su boca.
—¿Estás bien, cariño? —preguntó el alfa sacándolo de sus pensamientos. Gulf giró su cabeza y fijó su mirada en los tiernos ojos del príncipe que lo observaban con adoración.
Soy tan afortunado, pensó el joven en ese instante.
—Si—respondió Gulf suavemente. Su voz sonó algo débil y ronca, pero Gulf no quiso preguntar la razón. No es el momento para hablar de la mordida, ¿o si?
Una mano acarició su cabello: —Eres tan hermoso—murmuró el príncipe. —Me diste los tres días más maravillosos de mi vida.
—¿Tres? —preguntó el chico.
Mew asintió: —Si contamos desde el primer día de tu celo, fueron tres en total. —Lentamente, el alfa fue incorporándose en la cama hasta quedar a la altura del más joven. Allí se inclinó para olfatear el cuello del chico, justo encima de aquella glándula donde el olor a naranja y jazmines salía disparado. —No sabes las ganas que tengo de hacerte el amor de nuevo.
Gulf tragó en seco. ¿Qué?
Casi por instinto, Gulf ladeó su cabeza dándole más acceso al alfa quien cepilló los pequeños cabellos de una barba de tres días contra el cuello del chico. El omega notó cómo su entrada empezó a lubricar y su miembro se endurecía con el pasar de los segundos. Si bien su celo ya se había ido, las sensaciones seguían siendo intensas para el chico que soltó un pequeño gemido ante el cosquilleo que le proporcionaba Mew.
—Pero...—Mew suspiró. —Debemos partir.
—¿A dónde? —preguntó Gulf confundido. Mew rió en su cuello.
—Cariño, iremos a la siguiente y última villa. ¿Recuerdas? —dijo Mew. Luego inhaló profundamente. —¡Santa mierda! Tu aroma se vuelve más dulce con el pasar de los segundos.
Gulf no lo notaba pero, sin querer, empezaba a desprender feromonas tan adictivas que pronto le harían imposible al alfa detenerse.
—¿Sabes lo que haces, pequeño omega malcriado? —susurró Mew al oído de Gulf. —¿Lo haces a propósito?
Un gemido ahogado se escapó de los labios del omega: —No sé de qué hablas, Mew—respondió lentamente el chico mientras suspiraba pesadamente.
—Si lo sabes—replicó seductoramente el alfa. —Porque de otra manera, no entiendo por qué estarías tocándome si no quisieras que te follara aquí nuevamente.
Gulf abrió los ojos al darse cuenta que, efectivamente, una de sus manos acariciaba el –ya duro- miembro de su alfa por encima de la ropa interior. Sin embargo, en vez de avergonzarse, el omega decidió seguir los pasos de sus instintos y continuar con su cometido. En ese momento cerró las piernas buscando una especie de fricción que lo ayudara a encontrar su propia liberación, pero en el fondo él sabía lo que quería:
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The Omega's Power: A MewGulf AU [TERMINADA]
FanficEl Rey Alfa de Tailandia había anunciado que todas las omegas casaderas, vírgenes y sin mordida debían presentarse cual ganado al Palacio Real para el Baile Anual de los Nobles en Bangkok. ¿La razón? Podrían convertirse en la próxima princesa del re...