Gulf
Dos semanas antes
Los alaridos del omega llenaban el recinto. Eran gritos de dolor, de desespero, de profunda ansiedad, pero también de miedo. La gente a su alrededor se encogía por el estruendoso sonido de su sufrimiento, sobresaltados por el ruido que helaba los huesos.
El llanto cesaba poco a poco y la gente se relajaba.
—Una vez más—decía el líder.
—Mild..—suplicaba una voz. Era rasposa y suave, casi como si estuviera débil.
—Sin peros, Gulf. Debes hacerlo.
—No tengo fuerzas—replicaba el omega. —Ya no las tengo.
Mild rodó los ojos. El omega lo veía suspirar y asentir.
—Oh, oh. De acuerdo, vayan todos a tomar un descanso—Y sin acabar, las personas que se encontraban alrededor huyeron despavoridas dejando al Beta y al omega solos.
Mild soltó una risa corta: —Al menos sabemos que tu poder ha mejorado.
Gulf suspiró y se dejó caer lentamente en la gramilla. —Dile eso al pobre omega que acaba de ser torturado por mi dolor.
—¡Cuidado!—exclamó Mild al ver que Gulf se tiraba en el suelo. Gulf rió débilmente acariciando su panza que era cada vez más prominente. —¡Carajo Gulf, me ocasionarás un infarto!
—Phi Mild, no soy tan delicado como piensas—aseguró el omega en voz baja. —Mira todo lo que he logrado estando embarazado.
Mild frunció su boca: —Si, de acuerdo. Tienes toda la razón, me has sorprendido —En ese momento el chico se sentó a un lado del omega. —Pero debes tener cuidado. Mew me mataría antes de que lograra salvarlo si llegas a tener un solo rasguño y lo sabes.
Mew.
Mi alfa.
Había dejado de escucharlo desde que había salido de Tailandia con dirección al norte. Aquello fue instrucción de Mild quien le había ordenado cortar comunicación con el príncipe una vez logró sacarlo de aquel espantoso calabozo. Esta fue la única petición que el Beta había tenido. Era eso o rasgar su marca, y Gulf no lo permitiría.
Gulf no lo entendía en ese momento. No sabía por qué Mild lo había rescatado a él y no a su príncipe y amigo de años, pero pronto lo supo.
Onix.
Aquel día Beta y omega se embarcaron en una travesía que los llevó a un lugar que no aparecía en mapas pero del que ambos tenían conocimiento. Ese espacio pequeño entre el Reino de Tailandia y el Reino de Laos del que nadie parecía saber fue su hogar desde hacía un mes.
Junto a cientos de omegas hombre.
Eran como él. Tenían cuerpos masculinos, algunos esbeltos y otros más delicados. La belleza de estos hombres eran indescriptibles, incluso para Gulf quien no se terminaba de acostumbrar a ver tantas personas como él. Provenían de todas partes del mundo, pero mayoritariamente de Tailandia.
Los omegas eran jóvenes, mucho menores que él. Los únicos sobrevivientes en el Reino. Los pocos que lo sobrepasaban provenían de afuera, de reinos lejanos y exóticos ubicados en el Nuevo Mundo. En Tailandia ya no quedaban.
Y todo había sido gracias a Mild.
Sin embargo, pensar en Mew parecía no ser antídoto para otro problema: el Mal de la Separación.
Si Gulf pensaba que no había nada peor que estar en cautiverio, alejarse de su alfa más allá de las fronteras casi le cuesta la vida. Su cuerpo embarazado se le hacía más pesado con el pasar de los días, al punto en que algunos días los omegas debían cargarlo para llevarlo a la cabaña donde se quedaba con Mild.
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The Omega's Power: A MewGulf AU [TERMINADA]
FanfictionEl Rey Alfa de Tailandia había anunciado que todas las omegas casaderas, vírgenes y sin mordida debían presentarse cual ganado al Palacio Real para el Baile Anual de los Nobles en Bangkok. ¿La razón? Podrían convertirse en la próxima princesa del re...