Capítulo especial

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Narrador

—¡En guardia!—exclamó una voz femenina. Tras gritar aquello se fue moviendo con rapidez y soltura por el amplio campo. Sus movimientos eran agraciados pero no se comparaban con la destreza con la que manejaba su espada.

Arriba, abajo, al centro, fuera. Una y otra vez. Repetir, desplazarse, esquivar. Todo aquello pasaba por la cabeza de la chica quien dominaba sin piedad a su contrincante, uno que no tuvo de otra que defenderse hasta que no pudiera más.

—¡Já! Touché

—¡Ah!—Su adversario se lamentó.

Ella rió.

—Otra vez te gané, tío Mild—Y acto seguido se agachó para tomar dos botellas de agua que se encontraban en el suelo. Una de ellas se la tendió al mayor.

—Sí, sí, sí. Otra vez—dijo el beta tomando el líquido. Tras beber un trago grande de agua, el chico limpió su boca y señaló a la chica diciendo: —Pero, ¿dónde aprendiste esos movimientos tan sueltos?

Phor.

—Claro, tu phor—Mild asintió, rodando sus ojos.

>>> ¿Por qué hacen todo bien?—masculló el beta. Sin embargo, Nana al tener su sentido del oído desarrollado, escuchó lo que dijo el hombre.

—Es de familia—La chica sonrió mostrando su dentadura.

El beta rodó los ojos: —¡Claro, claro! Lo que sí es de familia es esa actitud de... ¡Ah Mierda!

—Modales, Phi Mild—exclamó una voz que provenía detrás del chico. Rápidamente ambos se dieron vuelta para encontrar a un hombre alto, no tan fornido y cuyo tono de piel parecía haber sido besado por el sol. Sus ojos magenta centelleaban pero en su boca se había instaurado la más amplia de las sonrisas.

—¡Dada!—El rostro de Natasha se iluminó al ver a su padre. En ese momento corrió a su encuentro, fundiéndose en un abrazo profundo con él.

—Mi princesa—dijo Gulf besando la coronilla de su hija. Allí, sus ojos volvieron a su habitual color marrón.

Habían pasado catorce años desde el nacimiento de Natasha, pero él la seguía viendo como si fuera su pequeña. Su princesa. Cada vez que la observaba su corazón crecía en su pecho, lleno de orgullo de ver cómo entre él y su alfa habían hecho a la más hermosa de las niñas.

Modestia aparte, claro.

—¿Dónde está Phor?—preguntó dando algunos saltitos. Aún no era tan alta como sus padres.

Gulf peinó su cabello mientras respondía: —Está vistiendo a Alexander.

Para Nana, su hermano menor Alex era insufrible por lo que rodó los ojos.

Apenas los separaban cuatro años de edad, así que Alexander solía seguirla a todas partes cuando eran unos infantes, incitando a jugar y pintar las paredes del Castillo Madee Preecha.

Sin embargo, Nana no podía hacerlo todo el tiempo. Aún cuando Mew y Gulf acordaron que Natasha tendría una crianza menos rigurosa en cuanto a sus deberes como heredera al trono, y disfrutaría de una niñez más feliz, no la separarían de esa responsabilidad.

Y eso Natasha lo entendía.

—Hay otros tiempos para jugar—le dijo su Phor Mew a Alex una vez en su presencia.

Pero cuando era el espacio de hacerlo, Alexander ya no estaba de buen humor y Nana terminaba jugando con los hijos de quienes les servían en el Palacio.

The Omega's Power: A MewGulf AU [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora