Jojo decidió que era hora de irnos, así que tomó un taxi y me subió en él. Estaba enojada, supongo. Ya que su rostro era serio ¿Qué pasó? ¿Acaso estaba así por mi culpa? Me acerqué a ella y tomé su mano. Hice que me viera, creo que estaba a punto de llorar.
—¿Qué pasa? —pregunté—
—Solo que... ¿Por qué eres tan perfecta? —
—¿Perfecta? ¿De qué hablas? —
¿Perfecta? Si supiera todos los errores que cometí. Para mí ella era perfecta, siempre traté de ser
O hacer lo mismo que ella. Esa siempre fue mi meta. Igualar en todo a Jojo.—Sabes a lo que me refiero, ____. Siempre tú... tienes todo. A los chicos, a tus padres. TODO—exclamó—
—No lo tengo todo. A demás sabes que mis padres no son tan, cariñosos a veces. Tal vez parezca que tenga todo, pero cuando me pelee contigo. Me di cuenta que tú eras el treinta y cinco Por ciento de mi todo—sonreí—
—¿Y el resto? —preguntó con una sonrisa—
—Bien mis padres forman un treinta por ciento y el resto de mi TODO lo forma Song Kang—reí—
—¿Y Jimin? —susurró—
—Jojo tu sabes lo que siento por Jimin —dije en un gesto—
—¿Y por qué le dijiste que sí? Si no lo quieres como él a ti—
—No podía decirle no, era difícil. Se veía ilusionado. Yo... no podía—
—¿Crees que beso mal? —
Preguntó avergonzada. Sé que le dolió y molestó que Jimin le dijera eso. Y más enfrente de tantas personas.
—Yo no lo sé. No te besé para decir si besas mal o no. Pero, no te dejes opacar por las estúpidas palabras de Jimin. Estaba ebrio—
—Lo sé. Te quiero, siempre sabes cómo subirme los ánimos. —sonrió—
—Siempre—
*
—Hasta mañana, ____—
Dijo Jojo, para luego meterse a la pieza de huéspedes. Le sonreí y me encerré en mi pieza. Me quité en vestido y los malditos tacos, ya no podía con ellos. Sujeté mi cabello y me acomodé en la cama. Dormir en ropa interior, era más relajante. Me acurruqué con mi almohada y cerré lentamente los ojos. Cayendo en un profundo sueño.
—¿Acaso quieres dejarme? Maldita zorra—
—Déjame, estoy harta de ti. De tus golpes. Quiero ser libre—
—No lo que quieres es dejarme para irte con el imbécil ese. Pero estas equivocada, no dejaré que salgas de esta maldita casa. ¿Oíste? —
—Solo déjame ir—sollocé—
—Si sales de aquí será muerta ¿Entendiste perra? —
Gruñó, tomándome de los cabellos. No podía verle el rostro ¿Quién era? Dios. Sus golpes me dolían, y a él no le parecía importarle. Los parpados me pesaban y solo recuerdo ver su pecho descubierto, tratando de... desvestirme.
Rápidamente me levanté, encendí la lámpara y acaricié mi vientre, era como si realmente hubiera sido golpeada. No podía hablar, inhalé bastante aire y traté de calmarme, estaba harta de aquellas pesadillas. ¿Y si realmente algún día sucedieran? ¿Qué haría? ¡Ni me lo imaginaba!
*
—¿Pero por qué? ¿Qué fue lo que hice? —
Preguntó. Yo solo me di media vuelta y seguí caminando. Cité a Jimin en un parque cerca de casa, para terminarle. No podía seguir engañándome, ni a él.
—Jimin ¿Aparte de lo de ayer? —
—¿Me dirías que fue lo que hice o dije? No recuerdo nada, apenas recuerdo de cómo llegué a casa—
—Y dime ¿Cómo es que llegaste? —me detuve—
—Emmm... realmente no recuerdo—dijo en un gesto—
—Mentira, si lo recuerdas. —
—Bien... Una chica me dejó. No la conozco, pero me dijo que
la llamara. ——Bien, puedes llamarla. Por qué... eres... libre—sonreí—
—____, vamos—
—Si vamos, tu por ahí y yo por aquí. Nos vemos Jimin señalé—